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La convivencia


    Felipe VI en su discurso de Navidad uno de los temas en que más ha  insistido es en el de la convivencia, pues hay actualmente situaciones de intolerancia e incluso agresividad entre grupos de españoles, unos contra otros.

     Sin ir más lejos días atrás apareció la noticia de una agresión en Almería a un Guardia Civil, que fuera de servicio llevaba un polo con la bandera española, lo señalo pues parece un poco extraño que suceda esto fuera de Cataluña.

    La convivencia según la definen los diccionarios  es vivir en armonía con el que piensa distinto o que tiene diferente idioma, cultura, raza, religión… sin que los derechos de una persona prevalezcan sobre los derechos de los demás, es el pilar central de la convivencia pacífica en democracia.

    Nuestro país fue modélico en la transición que fue admirada por muchísimas naciones, pues en el siglo XX pasar de un régimen dictatorial a una democracia nunca se había producido sin violencia, siempre había sucedido como consecuencia de una revolución o incluso una enfrentamiento civil.

   Los españoles que protagonizamos la transición, muchos de ellos afectados directamente por nuestra guerra civil, nos perdonamos, olvidamos y permitimos lo que vino después: la Constitución del 78, no fue una continuación pactada del franquismo como quieren hacernos creer algunos.

   Participaron todas las fuerzas políticas en su elaboración, de hecho formaron parte de la mesa de edad del Congreso el día que se constituyo Dolores Ibárruri (La Pasionaria) y el poeta Rafael Alberti, que de franquistas precisamente tienen muy poco. Nuestro columnista  D. José Garcia fue uno de los participantes en su elaboración y puede dar fe de ello.

    Durante casi cuatro decenios hemos vivido en paz, ha sido el periodo más fecundo  y fructífero de la historia de España desde hace varios siglos, hemos convivido respetando la forma de pensar distinta de cada uno, no interviniendo en aspectos tan importantes como por ejemplo la educación de nuestros hijos que es un derecho que reconoce nuestra Constitución, respetando costumbre y tradiciones.

   Pero hace ya unos cuantos años despertamos nuevamente a nuestros viejos “demonios”, retornando a la guerra civil que ha finalizado, además de montar un caos con el cambio de nombre de las calles, en la obsesión del gobierno actual de desenterrar a Franco y llevarlo a otro lugar, si bien no debió informarse adecuadamente y podría acabar en la Almudena

   Las ideologías que han formado parte del siglo XX y que más han influido y continúan han sido tres: el marxismo, el fascismo y los nacionalismos, todas tienen rasgos comunes: pensamiento único, persecución del que piensa diferente, perdida de libertados cívicas como la libertad de expresión, intromisión de la ideología en la educación, etc…

   Hoy nos encontramos con el problema de Cataluña; el nacionalismo  ha seguido algunas de estas pautas que he reseñado; allí se señala al que piensa distinto, se ha creado una fractura social, se ha adoctrinado en las ideas independentistas en el ámbito educativo, los medios de comunicación siguen esa línea, la consecuencia es que se ha alterado la convivencia con los problemas que eso puede crear, si se sigue apretando y se produjera alguna desgracia con uno o varios muertos  puede haber un enfrentamiento civil.

  Las otras ideologías también están presentes, no  se acepta la crítica periodística cuando no es favorable, se tiende a un pensamiento único con lo “políticamente correcto”, se promueven manifestaciones cuando los resultados electorales no son favorables…

   Estoy convencido que la mayoría del pueblo español defiende la convivencia a pesar de los intentos para romperla que promocionan algunos señalando a los que piensan diferente, es probable que en los resultados electorales en nuestra comunidad se haya reflejado el rechazo a la situación catalana y un hartazgo de la clase política.

   No estropeemos lo que tanto costó conseguir, tenemos que ser inmunes a los estímulos que a veces recibimos contra la convivencia,  los políticos se tienen que dar cuenta que España es un país diverso, como otros muchos de Europa, y tenemos que convivir aunque tengamos visiones diferentes en muchísimas cuestiones.

      Suscribo aquella Frase que pronunció Adolfo Suarez en el año 1.981: “Yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la Historia de España”.

 

 

 

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