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La generación “Copo de nieve”


      El término  ”Copo de nieve” en psicología se utiliza para designar a aquellos niños que han vivido en un ambiente de sobreprotección, han sido los “reyes” durante su infancia, los padres les han evitado o solucionado aquellos problemas o situaciones conflictivas para ellos, en síntesis se sienten especiales, únicos.

    Este término también se ha acuñado para designar  la generación que ha llegado a la edad adulta en el año 2010, se le puso en EEUU “generation snowflake”.

   No es un termino de alabanza a los mismos, todo lo contrario, se caracterizan por su inestabilidad emocional, no aceptan que les lleven la contraria, suelen ser muy susceptibles y se sienten agraviados con frecuencia por cuestiones nimias, es donde está creciendo “lo políticamente correcto”, por supuesto no son todos así pero si un porcentaje significativo.

     Michael Chuck Palahniuk, es un novelista satírico estadounidense y periodista independiente que alcanzó fama por  su galardonada novela “El club de la lucha”, que posteriormente David Fincher adaptó al cine. 

    Esta novela nos ofrece una visión descarada de la vida, cargada de humor negro, en la un conjunto de marginados deciden abandonar la sombras para golpear las bases de una sociedad hipócrita, egoísta y materialista.. 

    Fue este el que reclamó el merito de haber acuñado la generación de los copos de nieve en el año 2017, señalando que “cada generación se ofende por cosas distintas, pero mis amigos de la universidad me dicen que sus alumnos son fáciles de ofender”, ha denominado la forma de pensar de esta generación como una especie de  “victorianismo”.

    Todo esto viene al hilo de lo “políticamente correcto”, desde ya tiempo se viene proponiendo una determinada forma de pensar, inicialmente podía tener una buena intención pues se trataba de proteger a unas determinadas minorías pero se está convirtiendo en una nueva religión.

   A juicio de muchos intelectuales se ha convertido en un monstruo, ya hay muchas personas que llegan a hacer una autocensura, pues si se salen del “tiesto” pueden caer sobre ellas lo que no está escrito.

   Hemos llegado a una situación en la que hay una permanente discusión sobre lo que hay que pensar y tener en cuenta, me llegó hace unos días un Whapsa muy divertido pero muy real, narraba lo siguiente: una persona hace un muñeco de nieve,  el primero que lo vio era feminista y preguntó ¿Por qué no había hecho la figura de una mujer?, modifica el muñeco y lo hace con figura de mujer

   Otro llega después y dice que tiene un perfil muy voluptuoso señalando que era sexista y constituía un desprecio a la mujer; una pareja gay se quejo que no hubiera hecho dos figuras lo que implicaba una desconsideración a la homosexualidad; otro le acuso de racista al ser una figura blanca y no negra, un musulmán protestó porque la mujer no llevaba el velo en la cabeza….

   Podría seguir así reuniendo comentarios en la línea de lo políticamente correcto y no acabaría, creo que hemos llegado al absurdo.

      Se ha generado un lenguaje inclusivo, hay palabras vetadas como maternidad o paternidad ya que a juicio de los nuevos tiempos marcan un género, si hablamos de “familia patriarcal”  le caen rayos y centellas, sin embargo gracias a ella han podido nacer muchos de estos detractores, pues hoy probablemente no habrían nacido ya que sus madres los habrían abortado.

   Todas estas cosas, cuando se discuten libremente irritan entre otros a esta generación de “copos de nieve”.

  Las ideas que dieron origen a la ilustración como la libertad de expresión están en horas bajas, la corrección política tiene un origen marxista, pero también ha formado parte del fascismo; tratan de imponer el pensamiento único, en el fondo lo que proponen es que las personas deben ser condicionadas para aceptar y promover medidas económicas y políticas que restringen sus deseos y aspiraciones, se trata de llevarlos al colectivismo.

    El problema es que aquellas personas que se creen en posesión de la verdad, que siguen las directrices del pensamiento único, se equivocan con frecuencia y afectan a las que tienen imaginación y capacidad de comprender, que son las que hacen avanzar al mundo.

   Lo ideal es que las sociedades democráticas sean capaces, a través de la educación de formar ciudadanos con capacidad para tener un pensamiento crítico basado en su capacidad de razonar, con una escala de valores definidos, que sepan pensar, comparar y sacar conclusiones.

 

 

 

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