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El emotivismo


     Nuestra avanzada sociedad en la que rige un gran relativismo moral, hay una segunda corriente que influye en la pérdida de valores y en consecuencia en nuestras vidas, es el emotivismo.

      David Hume, que fue uno de los padres del emotivismo, señala en contra de otros filósofos anteriores, como por ejemplo Descartes que consideraba que la razón es una pieza esencial del juicio moral, que son los sentimientos quienes determinan realmente los juicios morales.

            Betrand Russell manifiesta al respecto que “un juicio de valor expresa un deseo, que como tal no es una descripción, por lo que no le cabe verdad o falsedad”.

      Otro de los filósofos emotivistas C.L Stevenson destaca en los juicios de valor su capacidad de influir en la opinión y en el curso de la acción de las personas, es decir el que emite el juicio pretende ejercer una presión normativa sobre su interlocutor.

     Este movimiento filosófico pone pues el énfasis en los llamados “juicios de valor” señalando que no afirman nada sobre las cosas o estados de ánimo, solo expresan emociones.

     El hombre emite juicios de valor sobre muchas cuestiones y lo más grave es que los considera verdades infalibles de acuerdo a lo expresado por David Hume, el papel de esta doctrina es expresar las emociones del individuo e invitar a los demás a que sientan lo mismo.

      Los medios de comunicación: televisiones, radios, Internet, redes sociales,… están emitiendo constantemente juicios de valor sobre diversas cuestiones, en estos juicios hay además una parte subjetiva del que emite el juicio.

    Cuando el relativismo moral acepta como buena cualquier conducta influye en los juicios de valor, por ejemplo en programas televisivos de gran audiencia en el que se juzga a personas por sus actos, los juicios de valor se aceptan como verdades, aunque entre unos y otras haya grandes contradicciones, se busca el aspecto emocional que es lo que atrae al parte del público que ve esa televisión.    Dan también lugar a las llamadas “condenas mediáticas” de personas que no han sido juzgadas y sobre las que debe existir presunción de inocencia, son los medios los que hacen juicios de valor condenatorios e influyen considerablemente en la opinión pública.

    Sobre estos asuntos tenemos abundantes ejemplos de personas que han sido condenadas mediáticamente sin posibilidad de defenderse. Estos planteamientos son conocidos por los publicistas, los políticos,… y sus estrategias se utilizan para crear estados de opinión, una determinada persona puede pasar de líder a villano según interese a través de juicios de valor emitidos una y otra vez en los medios.

    La prueba la hemos vivido recientemente, durante estas últimas semanas hemos visto lo que ha sucedido con los máster, tesis y como han ido cambiando las opiniones y los juicios de valor en función de cómo se presentaban los acontecimientos.

   También funcionan en las estrategias electorales, actualmente el bipartidismo está en crisis, tanto la derecha como la izquierda necesitan de los otros partidos para alcanzar las mayorías, sacar los restos de Franco es probable que tenga la intención oculta de dividir a la derecha que está repartida entre PP, Ciudadanos y Vox, esta decisión ha hecho aparecer nuevas emociones entre la ciudadanía que vota a partidos de derechas.

   Si la sociedad tuviera una escala de valores morales perfectamente definida muchos juicios de valor quedarían desestimados, como esta escala no existe para una gran masa de población o es muy tenue, los medios influyen en las personas y nos señalan cuales son “los buenos y los malos”, que no nos pase nada.

 

 

 

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