Hay una gran diferencia entre el “tendero” y el “comerciante”, el primero considera que por tener abierto su establecimiento los clientes deben entrar a comprar, lo que ocurre con cierta frecuencia es que parte de los que entran salen sin efectuar compra alguna.
El comerciante es aquella persona, que una vez entra el cliente en su establecimiento, aunque este no tenga intención de comprar, al final acaba adquiriendo algún artículo, la atención prestada por el comerciante ha sido decisiva.
¿Qué ha ocurrido? Sencillamente el comerciante ha empatizado con el cliente, ha sido capaz de averiguar cuáles son las preferencias y los gustos del comprador y ha sabido dirigirlo para que elija la prenda o el artículo elegido.
A veces conocemos a personas que tienen lo que se llama “el don de gentes”, son personas que saben conectar con los demás, que tienen un gran éxito entre la gente por su manera de expresarse y comportarse y además pueden llegar a tener una gran influencia, son los llamados “líderes sociales”
¿Qué hay detrás de estas personas” la llamada inteligencia emocional, este tipo de inteligencia fue estudiada por Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, este publicó en 1995 el libro Emotional Intelligence, "Inteligencia emocional", que adquirió fama mundial, aunque fueron Peter Salowey y John D. Mayer los que acuñaron la citada expresión "Inteligencia emocional", en 1990.
Anteriormente, el psicólogo Edward Thorndike, había manejado un concepto similar en 1920, la "Inteligencia social".
Para Goleman la inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Considera que la inteligencia emocional puede organizarse en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y manejar las relaciones.
Este tipo de inteligencia, por si solo permite a las personas desarrollarse y vivir bien; las que la poseen desarrollada tienen más capacidad para enfrentarse a los contratiempos y los problemas con éxito, les permite superar obstáculos y ver las dificultades desde una óptica distinta.
Los superdotados si tienen desarrollada este tipo de inteligencia su éxito futuro está completamente asegurado pues a su alto nivel intelectual se añade su capacidad de empatizar y relacionare con los otros.
Los líderes sociales, por ejemplo los políticos, si carecen de habilidades sociales, si no saben conectar con los ciudadanos, su futuro está en riesgo.
Se ha dicho de grandes políticos que tienen “carisma” es decir, que tienen la cualidad o don natural para atraer a los demás por su presencia, su palabra o su personalidad. Cuando esto ocurre influyen en la mayor parte de la población, pero uno de los ingredientes del carisma es la integridad personal, no caben la mentira ni el engaño.
La inteligencia emocional está detrás, esta inteligencia puede ser fomentada y fortalecida en todos nosotros y su falta puede influir negativamente en el intelecto.
A los niños hay que enseñarle a desarrollar habilidades sociales, para que tengan capacidad para conectar a los demás, esto implica entre otras cosas que sepan controlar sus emociones, por ejemplo dominar sus arrebatos, su mal genio, aumentar la resistencia a la frustración, ponerse en el lugar del otro, motivarse para comunicarse mejor, si lo consiguen adquirirán seguridad así como una gran confianza en sí mismos, serán más estables y se relacionaran con los demás sin problemas.
Dice el profesor Goleman que “Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los hábitos mentales que favorezcan su propia productividad; las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad".
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