Conviven en nuestro país diferentes tipos de familias: matrimonios heterosexuales, parejas homosexuales, familias mono parentales, etc…
Las parejas actualmente duran muy poco, España es uno de los países donde se producen más situaciones de separación en Europa; la mayor parte de los casos los hijos quedan a cargo de la madre y ellos crecen sin el apoyo del padre, no me refiero al económico sino al afectivo e intercambio de experiencia que hay entre el padre y los hijos, no hay que olvidar que durante la adolescencia se producen los procesos de identificación con los padres, si falta uno queda incompleto.
Como sabemos las familias homo parentales están formadas por un solo progenitor y los hijos, en nuestro país según el INE hay 1.700.000 hogares mono parentales, de los cuales aproximadamente 1.450.000 es la madre la que está al frente de la familia.
Estas familias, en el caso de las mujeres, pueden estar formadas por mujeres divorciadas, madres solteras o incluso madres, que por diversas razones, han decidido tener una gestación renunciando al padre.
La figura del padre es fundamental y como me gusta apoyarme en datos científicos concretos y contrastados hay una investigación realizada durante más de veinte años con una muestra de setenta mil jóvenes efectuada por la socióloga Sara Mclanaban de la Universidad de Pricenton(EEUU) y Gary Sandefur de la Universidad de Wisconsin, (EEUU).
Esta investigación se ha realizado con hijos de padres separados, no huérfanos que podrían dar un sesgo equivocado pues la situación no es la misma. Los resultados han sido publicados en un libro titulado “Single Parent”.
Dicha investigación pone de manifiesto el perjuicio que causa a los hijos la ausencia del padre en el proceso educativo dentro del núcleo familiar.
Así el riesgo de permanecer sin estudiar y trabajar por periodos prolongados es un 50% mayor en hijos que crecieron sin sus padres, el riesgo de interrumpir los estudios secundarios es un cien por cien mayor, el riesgo de embarazo en la adolescencia es un 100% más alto.
Hay mas investigaciones que ponen en evidencia que la ausencia del padre es un factor de riesgo:.
El trabajo de investigación realizado por el sociólogo Duncan Timms (University of Stockholm, 1991) que hizo un seguimiento de todos los niños nacidos en Suecia en 1953, durante 18 años. Previamente se realizó un psico- diagnóstico a cada uno de estos 15.000 niños, a intervalos regulares. Los que presentaron un grado mayor de disfunción psicológica fueron varones nacidos de madre soltera y que crecieron sin padre.
Otra investigación realizada por el National Center Health Statistic (EEUU) con una muestra de más de 17.000 menores de 17 años, puso de manifiesto que el riesgo de disfunción psicológica (problemas emocionales y/o de conducta) es significativamente más alto para niños que han crecido sin padre (entre 2 y 3 veces más alto) .
Por último Ronald Y Jacqueline Angel, investigadores de la Universidad de Texas, publicaron un trabajo en 1993 en el que evalúan los resultados de todos los estudios cuantitativos que analizaron los efectos de la ausencia paterna. Señalan que: "El niño que crece sin padre presenta un riesgo mayor de enfermedad mental, de tener dificultades para controlar sus impulsos, de ser más vulnerable a la presión de sus iguales y de tener problemas con la ley. La falta de padre constituye un factor de riesgo para la salud mental del niño"
Todas estas investigaciones ponen de manifiesto los riesgos que hay cuando los hijos crecen sin el padre, por ello cuando hay tantas separaciones habría que tener un gran cuidado para que la atención a los hijos por parte de los dos miembros de la pareja se realice de forma que ambos participen, cuando la custodia la lleva la madre debe cuidar que la figura paterna esté presente en todo momento.
Las familias mono parentales siguen creciendo por diversas circunstancias por ello, los hijos tienen mayor riesgo, como lo señalan las múltiples investigaciones realizadas, cuando crecen sin el padre.
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