Creo que la vicepresidenta Carmen Calvo, con todo mi respeto, ha metido la patita al afirmar “que el Gobierno socialista ha vuelto a "sacar los colores" a este país que estaba "en blanco y negro"; afirmación realizada con motivo del “Día del orgullo Gay”.
Ignoro la causa de la contundencia de la citada afirmación a no ser que se esté refiriendo a los tiempos duros del franquismo cuando “el blanco y negro” en los Nodos, y bastante azul mahón, en forma de camisa, proliferaban por aquella sociedad maniatada producto de un dictador que murió en la cama.
No será un servidor el que solicite otro “día de orgullo” para aquellas personas, no diré que normales, sino que no pertenecemos a ninguno de los integrantes de la liga LGTBI que, por cierto, merecen el mayor de mis respetos, o sea, el mismo que recabo de usted, señora vicepresidenta del Gobierno de este país, para un servidor y unos pocos de miles de seres que vivimos en un arcoíris donde el blanco y negro no existen.
Y es que, comprenderá su excelencia, que estoy hasta las narices de esos “pellizcos” que usted, y algunos como usía, sueltan porque sí, o sea, sin venir a cuento a los que también amamos, somos alegres -aunque a veces lloremos-, practiquemos el sexo, tengamos hijos y nietos, y curremos al igual que lo hacen los de la LGTBI pero sin echar las campanas al vuelo, a los que respeto al máximo y a algunos de ell@s los amé porque formaron parte de mi “clan” familiar.
El PSOE, perdóneme, no es el único colectivo político en buscar, y conseguir, un trato de igualdad y justicia, sino la permeabilidad de este país, que usted define “en blanco y negro” -no puedo olvidarme de su compañero Zerolo-.
Tengamos la fiesta en paz, querida Vicepresidenta.
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