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El Copo. El intermediario (Sobre el honor)


Fui presidente de la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía, ACE-A para abreviar. El primero en presidirla fue el gran escritor y mejor hombre Rafael de Cózar (DEP); a él le sucedió Paco Vélez Nieto cuya primera medida, junto a su renovada directiva, fue nombrar presidente de Honor a Rafael. Una vez que Vélez dejó la presidencia, un servidor encabezó una candidatura y “ocupé” la presidencia; en la primera reunión de “mi” directiva elegimos presidente de Honor a Paco Vélez. Estuve al frente de ACE-A creo que cinco años, aunque ciertamente delegué todo mi hacer en José Sarria, secretario de ACE-A, amigo de bellas correrías literarias y lindas confidencias. Hubo nuevas elecciones, a las que no me presenté porque ya existía una candidatura avalada moralmente y sigo, creo que seguiré, afiliado a la citada Asociación como abonador de mi anual cuota. En el tránsito de la cúspide a la base existió un cierto derrame de “sangre” amiga.

         Hace un par de meses recibí una llamada de un miembro de la actual Junta, mi buen amigo García Velasco, para comunicarme que Sarria -sigue de secretario- deseaba que la actual Junta me nombrase presidente de Honor pero que era necesario que yo enviase una nota a la Presidencia, regentada por Manuel Gahete, en el que me comprometía por escrito a aceptarla. Comenté con García Velasco que me parecía ridículo -más a mi edad- escribir lo que se me pedía, pero que dijera a la actual Junta que tenía mi palabra de honor que aceptaría tal distinción honorífica.

         Parece ser que mi propuesta cayó en saco roto, o sea, en el silencio absoluto o bien que desde la Mezquita de Córdoba y el Alhambra de Granada, supongo, no creyeron en mi palabra, o sea, en mi honor. Y si eso fuera así, ¿cómo pudo pensar alguien en concederme dicha mención?

         Y es que el honor no se alcanza por un acuerdo o una votación, sino que se tiene o no y yo, créanme, lo poseo.

         Un detalle nada más: cuando muera no se os ocurra nombrarme a título póstumo algo parecido a eso o enviar una corona de flores al óbito que, lo digo de verdad, os “salgo”, jajaja.

 

www.josegarciaperez.es

 

 

 

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