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El Copo. “España ciudadana”


Creo que es “España ciudadana” el nombre que Albert Rivera ha elegido para impulsar su partido político hacia metas históricas que le sitúen en la cúspide del mundo político español, a saber: hacerse con el poder.

         A tal fin, C’s ha congregado en un afamado recinto madrileño a un par de miles de fieles y a Marta Sánchez para lanzar una proclama de una España fotocopiada; ella, Marta, ha cantado soberbiamente su letra de nuestro himno al tiempo que algunas banderas nacionales, un ciento o más, pongamos por ejemplo, se alzaban con júbilo y un batir de palmas acompañaban a Sánchez, no al líder del PSOE que por cierto ya se vio en una ocasión delante de una bandera roja y gualda de enormes dimensiones, sino a la cantante.

         A continuación, Albert, el líder de C’s, ha lanzado a los vientos un discurso vacío de filosofía política y repleto de las palabras “español y España” entre el jolgorio de los asistentes que canturrearon aquello de “soy español, español” como Inés y los suyos hicieron en Barcelona.

         Subido en la ola de las encuestas, que bien puede convertirse en una auténtica realidad, Albert ha asegurado que él no ve a jóvenes y abuelos sino españoles, tampoco otea a azules y rojos sino españoles, a pobres y ricos sino españoles, a España y ella, España, que ¡viva! y ¡viva!... y así, ha hablado hasta el final de la unidad de España una y libre, lo de grande habrá que dejarlo para otra ocasión, digo yo.

         Un repullo hizo que prestara más atención cuando anunció que su “plataforma española” visitará en junio “esta ciudad, Málaga, que todo lo acoge y todo lo silencia”; sepa el señor Albert que estos andurriales están repletos de españoles, pero de españoles pobres y ricos, parados y currantes, de vecinos en guetos como el de Los Asperones y propietarios de ricos mansiones, etc.

         Españoles todos, eso sí, pero de distintas leches y situaciones sociales diferentes que no ven a España, la mayoría, como un conjunto de seres fotocopiados, o sea, que no somos “una unidad de destino en lo universal”, sino seres que pensamos y actuamos de forma diversa y distinta; y ello nos enriquece porque no somos súbditos de un calentón patriótico.

 

www.josegarciaperez.es

 

 

 

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