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La buena noticia. Otro invento


     A los políticos les pasa como a ciertas cadenas de televisión de cuyo nombre no quiero acordarme; cuando se les acaba un escándalo… lo buscan, lo pagan o se lo inventan. Es decir, cuando el diablo no tiene nada que hacer… amarra las moscas por el rabo.

     Un partido político reticente, complaciente, medianamente inteligente, persistente, pero desgraciadamente, poco emergente y otros “entes” por el estilo, ha puesto en marcha una campaña para incluir la eutanasia en los “servicios” de la seguridad social por Real Decreto.

     Dada mi avanzada edad –y que siempre me he relacionado con personas más mayores que yo- estoy rodeado de buenos amigos que están en la quinta juventud. Esto trae consigo enfermedades y dolamas de todos los tipos. Desde cánceres avanzados, perdida de la visión, Alzheimer, inmovilidad crónica, problemas renales, etc. Y sobre todo la peor enfermedad de todas: tener el carnet de identidad antiguo. Fechas de nacimiento de la primera mitad del siglo XX.

    De vez en cuando nos reunimos. Ayer celebramos una comida para celebrar los ochenta y tantos años y tres días de uno de ellos. Un valiente jubilado de la banca que ha aprovechado su última y grave enfermedad, para escribir un relato excelentemente redactado y documentado. El “ojomeneado” me decía al final del almuerzo y la segunda botella de Rioja (ojo, éramos diez), que si valía la pena el haber luchado con la parca. Mi respuesta fue inmediata; si la hubiera palmado no tendríamos la oportunidad de comernos los riñones y el chivo que nos estábamos ventilando.

     Algunos se han empeñado en acortarle la existencia a aquellos que cometen el delito de envejecer. A veces con sufrimiento propio y de los que les rodean. Se comienza por mandarles a una residencia “comodísima” que es “lo mejor” para ellos. O si no, se les abandona en un hospital o en la soledad de una vivienda vacía de amor. En estas circunstancias se pierden las ganas de vivir. Un caldo de cultivo para la eutanasia.

    Lo importante es llenar de motivos para vivir a aquellos que se les está agotando. Un motivo para celebrar el amanecer de cada día. En una palabra, para olvidar el pasado, dejar el futuro en las manos de Dios y, sobre todo, vivir el presente. Nuestra misión de cada día es dar sentido y calidad, dentro de lo posible, a los mayores. Aparte de darles años de vida, mejorar la calidad de la misma. Y cuando toque… dejarlos morir en paz. Sin prisas. Una muerte digna.

      Mi buena noticia de hoy me la transmiten esos seis mayores de ochenta años, que en ese almuerzo del viernes, rejuvenecieron al volver a vivir sus recuerdos compartidos. Tiraron de su gran patrimonio. Una vida llena y plena. Para ellos, y para todos nosotros, cada día de la vida es una buena noticia. Eutanasia… ¡anda ya!

 

 

 

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