Fue tanta la lucha por encontrar su ideal que su blanquísima piel se tornó renegrida. Las terribles horas caminando bajo el sol la iban transformando en otra persona. Había renunciado a sus zapatos de altos y delgados tacones. Se resignó a salir de casa sin maquillaje. Optó por rechazar la prolongación de los baños supuestamente relajantes. Decidió olvidarse de vestidos de moda y vestir según la conveniencia cómoda del momento...
De caballeresca forma, le preguntó Gerardo:
-Pero ¿qué es lo que buscas?
-Volver, regresar a la autenticidad.
-Destruyes tu belleza, tus armas de mujer.
-¿Acaso no vale más la inteligencia, el auténtico yo y no lo que quieran imponernos con malas artes eficaces y aviesas intenciones? ¿Acaso necesitamos armas las mujeres para ser personas?
-Las armas de mujer son otra cosa. Muchas las exhiben por la calle y van pidiendo guerra de modo más o menos consciente. Otras las utilizan para conseguir sus fines, aprovechando las debilidades masculinas.
-Estás mostrando una visión muy machista de las relaciones entre varones y mujeres.
-Tengo que ver el mundo como hombre. Otra cosa distinta es que considere necesario el respeto a la mujer, incluso para hacer desaparecer lo que llaman brecha salarial, que, por otra parte, existirá siempre que mantengamos este sistema, no entre hombres y mujeres, sino entre unas personas y otras, entre políticos y no políticos, entre personal cualificado y aquellos otros que no tuvieron la fortuna o el talento para su formación... Hay genios desperdiciados en cualquier parte.
-También entre las mujeres, cuyas oportunidades han sido menores por tradición.
-A mi madre le impusieron las tareas domésticas cuando era niña mientras sus hermanos iban a la escuela y consiguieron estudiar.
-Me estás dando la razón.
-Siempre procuro dar la razón a quien la tiene. Lo que no significa que defienda o exprese mis puntos de vista.
-En consecuencia, no me vengas con argumentos como la destrucción de la belleza, armas de mujer. Quiero encontrar la autenticidad y, si es necesario que el envase se deteriore, nada importa.
-Se puede ser auténtico conservando un hermoso cuerpo.
-A veces resultan incompatibles envases y contenidos. En nuestra sociedad se da más valor al continente que a lo guardado en él. Hablan de marketing para justificar el desequilibrio, aunque éste se imponga con el paso de los años. En tal sentido, ninguno quiere aparentar su edad verdadera.
-Menos aún las mujeres.
-Ya sale de nuevo tu vena masculina.
-Vena es palabra femenina.
-Ya te lo estás tomando a broma.
-Estoy perdido, Luisa, lo que yo pretendía es llevarte al huerto y estoy cada vez más lejos de saber cómo proponerle amor a una mujer como tú.
-A ninguna persona, no digo ya mujer, le amarga una proposición honesta, respetuosa y bien intencionada.
-¿Sin que se considere agresión, acoso, machismo?
-Inténtalo.
Dieron por terminada la conversación y se encontraron, como tantas veces ocurre, en el amor.
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