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El Copo. Un estupendo día de cine


Ayer disfruté viendo y escuchando una película, y no me estoy refiriendo para nada a mi presencia en una sala de cine o a observar el glamour de la entrega de las preciadas estatuillas. Tengo prohibida, debido a mi sordera, la presencia en los cines; de forma y manera que soy feliz en casa donde con unos magníficos auriculares me entrego al séptimo arte.

         Las nuevas técnicas nos dan la ocasión de ir escudriñando en la “memoria” de los televisores que nos dan a la carta esos films que uno, por lo explicado anteriormente, no llegó a gozar.

         Nuestra hija Rosamary, que ha pasado este fin de semana entre nosotros, me comentó si había visto una “peli” australiana llamada “Shine”, le dije que no y se puso a buscarla por la tele hasta que dio con ella.

         “Shine” es un film  australiano que narra la vida, tragedia y victoria del músico David Helfgott, interpretado por Geoffrey Rush, que maltratado por el fortísimo carácter de su padre llega a la locura mental de la que queda salvo gracias a la “locura” de amor de una mujer; todo ello va aconteciendo entre unas piezas musicales, genial la interpretación de La Polonesa de Chopin y milagroso el recorrido por la teclas del piano de los dedos de Geoffrey Rush que alcanzó por su interpretación una de esas estatuillas tan deseadas.

         Durante dos horas me situé en una nube de sensaciones que no vivía desde hace años como pueden ser el triunfo de la humildad, la maravillosa sencillez de un genio y la mutación de un film en vida propia.

         Aunque no se deben dar consejos, me atrevo a sugerirles que hurguen en las entrañas de sus “teles”, encuentren Shine” y les aseguro una tarde grandiosa.

 

www.josegarciaperez.es

 

 

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