El PSC ha abierto un proceso de recogida de firmas para pedir al rector de la Universidad de Barcelona (UB) que destituya a Jordi Hernández Borrell, director del Centro de Nanociencia y Nanotecnología de dicha institución, por sus insultos homófobos hacia el candidato socialista a las elecciones del 21D, Miquel Iceta.
En un tuit reproducido por el área de derechos LGTBI del PSC, el tal Borrell se dirige a un conocido suyo, Carles Boix, en los siguientes términos: "Carles: no te pongas a su nivel. Iceta es un impostor. Un ignorante y un demagogo que vive del partido desde hace 30 años. Tienen los esfínteres dilatados y baila al son de Cs y PP. Es un ser repugnante". Al caer en la cuenta que había metido la “patita”, el tal Borrell retiró su twiter del “mercadillo de la insidia” y solicitó perdón, pero el daño ya estaba realizado, aunque Iceta, buena persona, había perdonado el ataque a su estilo personal e irrepetible.
Tan personal, y al a tiempo tan sabedor de los hilos electorales, que al día siguiente ya anunció, con esa nueva y peligrosa arma electoral que denominan twitter, que en caso de acceder a la muy Honorable Presidencia de la Generalitat solicitaría del gobierno central, ya saben, Mariano Rajoy y su gentío más próximo, el indulto para todos aquellos y aquellas que, según una agenda de un “pegado” al sexy de Oriol, habían intentado dar un golpe de timón a la legalidad del Estado de Derecho.
Nada más dar a luz semejante aberración política y jurídica, cuando todavía existe mucha mantequilla por untar, el personal de Ferraz se apartó de las tesis “icetianas” para no hacerle ni puñetero caso a su propósito de enmendar las tesis jurídicas que avalan un posible delito de rebelión y sedición.
Así las cosas, los hechos y las hipótesis, no es de extrañar que Iceta y los suyos, el extraño PSC, anden buscando las formas de conseguir un extraño tripartito de gobierno en el que el ya famoso bailarín es persona avezada por anteriores acciones llevadas a cabo.
Mientras tanto el PP llora de esquina en esquina su soledad al tiempo que Ciudadanos engorda su base electoral a través del artículo 155 de la Constitución, número por cierto imposible de encontrar entre las terminaciones del sorteo del próximo veintidós de diciembre.
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