“Ni un paso atrás”, dijera Carmen Forcadell la Presidenta en funciones de la Generalitat de Cataluña. Los antisistemas de la CUP han aprobado concurrir a unas elecciones autonómicas convocadas por Mariano Rajoy en virtud de la aplicación del malvado artículo 155 de la Constitución. Esquerra Republicana otro tanto de lo mismo, al tiempo que Oriol Junqueras, su líder encarcelado, y otros compañeros, estudian la vía Forcadell para salir de su prisión provisional abjurando de la Declaración Unilateral de Independencia, de la extraña proclamación de la República de Cataluña y abrazando, con más o menos alegría el ya famoso 155.
Todo ello ha ocurrido, y puede seguir sucediendo, mientras el huido señor Puygdemont está pensando la forma de salir del atolladero legal en que se ha introducido con su permanencia por tierras flamencas, y todo ello mientras persiste tozudamente en que es el Presidente legítimo de la mencionada República y comienza a acatar el demoníaco artículo de marras porque desea formar una lista del Partido Demócrata de Cataluña y presentarse en la maltrecha formación como líder indiscutible.
La “yenka” fue un popular baile de hace años en el que a un ritmo desenfrenado íbamos cantando: “derecha, derecha, izquierda, izquierda, delante, detrás: un, dos, tres”; pues bien, la yenka se queda en un diminuto calzoncillo si contemplamos, sin bromas malévolas, la danza que los independentistas republicanos han iniciado para seguir siendo alguien o algo y poder vivir holgadamente y sin rubor alguno.
Pero pase lo que pase, ganen o pierdan, saquen pecho o no después de las elecciones autonómicas previstas para el próximo diciembre, lo que nadie podrá impedir es que para una buena parte de la ciudadanía, entre la que me apunto, estos y estas berzotas son merecedores del mayor de los cachondeos si no fuese por el daño que han hecho a Cataluña en asuntos económicos, de convivencia social y de la dignidad personal; pero amigos del alma: “la pela es la pela”.
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