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La buena noticia. Formar, informar y entretener


En varias ocasiones he comentado las tres condiciones indispensables establecidas en la labor del periodismo: formar, informar y entretener.

     La mayor parte de la programación de las diversas cadenas televisivas se basa en postulados totalmente distintos a las premisas anteriormente citadas. Se busca la audiencia por la audiencia y se cae en la confección de parrillas basadas en la búsqueda desesperada de publicidad que engrose las arcas de los empresarios.

    Sin embargo, en ocasiones, se consigue poner en práctica los fines últimos del periodismo; en este caso, del periodismo televisivo. Y así nos encontramos con programas que, quizás sin pretenderlo, dada la calidad de los participantes, consiguen formar, informar y entretener.

    Hoy me voy a referir, como buena noticia de la semana al programa de la serie “en mi casa o en la tuya” que capitanea Bertín Osborne, emitido en la pasada semana. En el mismo el presentador se desplazó a la casa de Jesús Calleja (Fresno de la Vega, León. 1965). En dicho programa se informó, se formó y se entretuvo.

    El común de los mortales, entre los que me encuentro yo, sabíamos que Jesús Calleja era un montañero, aventurero, piloto y presentador de televisión. Disciplinas en las que ha obtenido un gran éxito. Ha estado en lo más alto y en lo más profundo de la tierra; en el polo norte y en el polo sur, ha recorrido la selva amazónica en un globo y ha estado a punto de perder la vida en diversas ocasiones. Dicha información se completó al conocer que había comenzado su vida laboral como peluquero, vendido coches y otras muchas actividades tales como guía en la montaña.

     El apartado de la formación del televidente lo desarrolló, sin pretenderlo, al manifestar como se puede conseguir lo que se ansía, con esfuerzo, trabajo y sacrificio. Como se puede empezar de la nada para llegar a ser primera figura en cuantos oficios ha desarrollado a lo largo de su vida. Como se ha rodeado de su familia y de sus amigos para, juntos, internarse en aventuras laborales que han culminado con éxito.

    Pero sobre todo poniendo por delante su corazón de persona noble y solidaria. Ha manifestado que cada vez que ha visitado la zona del Himalaya, ha procurado conocer a fondo sus habitantes tibetanos. De ese encuentro, ha nacido su compromiso de ayudar a los mismos, hasta el punto de adoptar a un niño de la calle y traerse un par de ellos más a España. La entrevista con este chico, que lleva casi treinta años en nuestro país, así como de los padres y el hermano de Jesús, fue un ejemplo para todos nosotros de cómo una familia unida, se convierte en una buena noticia y algo distinto a lo que nos ofrecen otros “gurús mediáticos”.

     El apartado de la información se detuvo en las penalidades de la montaña. En la atracción por descubrir lo desconocido y en el llegar más allá que ha impulsado los descubrimientos de la humanidad. En el amor al montañismo y la aventura que acerca a todos los que caen en sus redes. Nos descubrió las intimidades de algunos políticos y sus miedos y debilidades. Laboralmente, nos explicó la forma de acceder a un trabajo con valentía y deseos. La anécdota de su primer programa es un ejemplo para tanto periodista frustrado por la dificultad de encontrar trabajo.

     Finalmente, como entretenimiento, fue una autentica gozada. El ritmo, el tono, la simpatía, las intervenciones de todos -desde una sencillez encomiable- nos hicieron pasar una noche televisiva en prime- time que cautivó desde el principio. No obtuvo la mejor audiencia del día, pero los casi dos millones de espectadores que presenciaron el programa consiguieron disfrutar de una hora y pico extraordinarias.

Jesús Calleja es una buena noticia.

 

 

 

 

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