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1 de Octubre


      Los ciudadanos de “a pie” entre los que me encuentro asistimos con una mezcla de estupor y cierta inquietud  ante la situación de Cataluña.

      La esencia de los nacionalistas es la independencia, por eso, cualquier otra propuesta: federalismo, estado plurinacional, etc… no les satisfacerá, lo podrán aceptar provisionalmente como estrategia, pero en el fondo irán en busca de su gran objetivo: la republica catalana.

      Esto ya lo han intentado como sabemos en otras ocasiones, la última durante la segunda republica y otra vez vuelven con el mismo objetivo.

      Creen que una vez alcanzada la independencia, poco a poco y negociando conseguirán su reconocimiento internacional  y a largo plazo pertenecerán  a la Comunidad Europea.

    Vi la entrevista que el periodista Evole le hizo a Puigdemon en televisión, me resultó decepcionante, la “pasada” que tuvo con el referéndum del Kurdistán fue de película, vaya nivel que dio.

    Estoy convencido que ellos saben que no la van a conseguir, pero días atrás el Sr. Tarda en un programa televisivo me pareció apreciar que en el fondo se sentían muy satisfechos de lo alcanzado, pues tienen a un sector significativo de la sociedad catalana a su favor y pueden pensar que a largo plazo aumente su influencia..

   La cesión que se hizo en su día de las competencias en educación, les ha permitido formar durante decenios a gran parte de las generaciones catalanas que han pasado por sus centros y la colaboración de los medios de comunicación afines no ha hecho sino reforzar las tesis independentistas.

  Estamos nuevamente con la independencia al igual que en la Segunda Republica y me hace recordar las palabras de Ortega y Gasset que pronunció en su día sobre el Estatuto de Cataluña el 13 de Mayo de 1.932 en la discusión del mismo en Parlamento de la republica, sus afirmaciones adquieren hoy una gran vigencia a la vista de lo que está ocurriendo.

    Al nacionalismo catalán lo llamó “nacionalismo particularista” , para él es “un sentimiento de dintorno vago, de intensidad variable, pero de tendencia sumamente clara, que se apodera de un pueblo o colectividad y le hace desear ardientemente vivir aparte de los demás pueblos o colectividades”

   Estamos viendo lo que les ocurre a los que no piensan como ellos, sobre este problema también hace mención en su discurso: “¿Qué van a hacer los que discrepan? Son arrollados; pero sabemos perfectamente de muchos, muchos catalanes catalanistas, que en su intimidad hoy no quieren esa política concreta que les ha sido impuesta por una minoría”

    Los nacionalistas catalanes se basan en el mandato que han recibido lo cual, según ellos,  les da poder para hacer sus propias leyes poniéndolas por encima de la Constitución, a este respecto Ortega señala lo siguiente:  “por eso nosotros no podemos aceptar … que el Poder de Cataluña emana del pueblo, la frase nos parece perfecta…. Pero no se trata sin distingos que fueran menester, del pueblo de Cataluña aparte, sino del pueblo español dentro del cual y con el cual convive, en la raíz, el pueblo catalán”

    El retrato que hace Ortega en el año 1932 se asemeja a la situación actual, basta ver como la sociedad catalana se ha fracturado y esa mayoría silenciosa que no piensa como ellos es rechazada.

   Pero no solo es Ortega,  D. Manuel Azaña, Presidente de la Republica, en ese mismo debate expresa una idea que viene al caso, la Constitución de la Republica está por encima del Estatuto de Autonomía que se discutía y por tanto no puede ser menoscabada por dicho el Estatuto.

   Señala que “Es un concepto incompatible con la Constitución que Cataluña sea un Estado,  las regiones, después que tengan la autonomía, no son el extranjero, son España,  Cataluña es una parte del Estado español”

     También D. Juan Negrin, el último presidente de la Republica, sufrió los abusos de los nacionalistas y pronunció una frase demoledora que pronunciada por un hombre de izquierdas nos debería hacer pensar:

    “No estoy haciendo la guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo, No hay más que una nación: España. Antes de consentir campañas nacionalistas que nos lleven a desmembraciones que de ningún modo admito, cedería el paso a Franco sin otra condición que la que se desprendiese de alemanes e italianos”.

     Desgraciadamente hemos vuelto muchos decenios después al mismo asunto. Esperemos que el estado de derecho se imponga y que la sensatez vuelva a los dirigentes políticos y se puedan llegar a acuerdos que hagan ver a esta sociedad fracturada que la permanencia en España es más beneficiosa que una supuesta republica catalana.

 

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