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Excelencia


He leído en la edición digital de ABC que Carlota Monedero, alumna del colegio concertado Santa María de la Hispanidad, ha obtenido un 10, la máxima nota en selectividad de la Comunidad de Madrid. Tal calificación es tanto más meritoria por cuanto, según la reseña, se trata de un “Ejemplo de lucha, superó las burlas que sufrió en la infancia por una enfermedad rara”.

En la Web del colegio aparece un vídeo, “la buena escuela” en la que destaca uno de los principales objetivos del centro: realzar los valores humanos de cada alumno. Mira por donde en el vídeo aparece una entrevista a Carlota, nuestra protagonista, cuando cursaba 2º de Bachillerato. En ella manifiesta la plena conjunción con sus compañeros y el colegio en el cual se siente plenamente integrada, contrariamente al colegio anterior donde, según propia confesión fue víctima, por su enfermedad, de insultos y vejaciones.

El tesón y el esfuerzo han sido las palancas que la han catapultado para obtener la máxima calificación. Según dice, su receta es sencilla: «Estudiar todos los días, relajarse, practicar deporte, salir y ponerle pasión a todo» además, añado, una inteligencia privilegiada y la educación recibida en la familia que ha conseguido supere los inconvenientes derivados de su enfermedad y la hayan dispuesto  a enfrentarse a toda adversidad.

Merecería la pena que los medios de comunicación indagaran en los resultados de las distintas comunidades autónomas y nos propusieran un listado de alumnos con altas calificaciones en selectividad, complementadas por aquellas situaciones que merecieran ser resaltadas. Así se ofrecería a la juventud aquellas actitudes que deben servirle de modelo y muy especialmente a los estudiantes.

Asimismo podrían suministrar datos de los centros que obtienen calificaciones más elevadas. Y si el gobierno se decidiera, de una vez, a establecer la libertad de enseñanza en las modalidades que los centros estimen oportunas y sean los padres, con su elección, junto con los resultados obtenidos, método proscrito por la administración educativa, los clasificadores, podríamos esperar una evolución favorable en los resultados de la educación en España.

Cuando seamos capaces de hacer cosas que no hagan las demás naciones o hacerlas mejor que ellas, habremos dado un paso de gigante en la conquista de lugares de decisión que otros nos arrebatan. Es desde la excelencia, sobre todo educativa, desde la que se puede catapultar a España a situaciones mejores. Quedarse en una babia alienante no parece la receta adecuada.  

 

 

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