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Lecturas


Recientemente, en “Teatro”, dejé constancia de la lectura de “la gata sobre el tejado de zinc”. Al devolverla al lugar del que la tomé me tropecé con “Tiempo de espadas”, excelente obra del no menos excelente, Jaime Salóm.

La releí de nuevo recordando cuando la vi, allá por el año 72, en el Teatro Beatriz de Madrid, representada por un plantel de actores de primera línea. La obra extrapola la noche de la Última Cena a los tiempos actuales. La Magdalena es Maggi, una “acompañante” de alta entidad. Los apóstoles, un grupo de guerrilleros urbanos que pretenden, con otros grupos, librarse del opresor extranjero. Jesús, presente en toda la obra como “el jefe”, no aparece, pero está.

Encontré un sitio privilegiado en la primera o segunda fila. El escenario en un tono gris azulón, sin cortinas, se adelantaba avanzando hacia el patio de butacas. Veía con nitidez la cara pálida de Max, el dueño del restaurante, donde se iba a celebrar la cena, llegar hasta el filo  y recitar al principio de la obra: “El primer días de los ázimos…..” (Mt 26, 17).  

En otro momento de la función llega Pier, dando malas noticias. Venía de la prefectura donde “El Jefe” estaba arrestado: “… y he jurado y perjurado que no le conocía…tres copias he tenido que firmar , como si le hubiera sentenciado tres veces”. Genial extrapolación de las negaciones de Pedro.

Al devolverla a su sitio me tropecé con “Anillos  para una dama”, de Antonio Gala. La volví a releer. Creo recordar que la vi en el Cervantes, hacia el año 74, protagonizada por María Asquerino como doña Jimena y Francisco Piquer como Minaya Alvar Núñez. En cierto sitio leí u oí “que un buen cuento no lo estropee la historia”. Así Gala rompe la Historia y fabula sobre el Cid, en el segundo aniversario de su muerte. Jimena, sometida por el rey Alfonso VI, quien dice que “los reyes son la medida de la Historia”, a ser por siempre la viuda del héroe, negándole la posibilidad de contraer matrimonio con Minaya, su sempiterno enamorado.

La razón de estado que el poder usa para sus fines se utiliza unciendo, para siempre, a la viuda a la permanente soledad y su recuerdo del héroe. Será su destino, hasta el final de sus días; aunque su deseo sea vivir; vida, aunque envidiada, que le fue sustraída por su matrimonio con el Campeador.

Sería una buena oportunidad para que, en el festival de teatro del Portón, en Alhaurín de la Torre, que anualmente se celebra en agosto,  la concejalía de cultura contratara, una vez más, a la magistral compañía Benavente que debería traer en su repertorio, estas dos excelentes obras en la seguridad de que, la maestría con que la Benavente interpreta, además de un éxito, daría satisfacción a los espectadores al ver representadas dos obras excepcionales. Así. la Concejalía de Cultura se apuntaría un tanto más en la difusión del buen teatro y los espectadores con su asistencia lo reconocerían.  

 

 

 

 

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