Encuentro un extenso lexicón fantástico del que selecciono 20 términos para que sirvan de muestra. A lo mejor resulta que inventar palabras y definiciones es, para alguien, una ocupación más placentera que escuchar permanentemente hablar de políticos y política, corrupciones y sentencias, oposición y aplauso. Dejo los vocablos por si a alguien le interesa:
anis: algunos oscos acústicos
dorraco: el acometedor suspenso
dorre: nuestro termodinámico panegírico
ena: tus individualistas prietos
hista: el tisanuro intonso
me: aquel ráyido amateur
meri: esta supersónica macilenta
meris: tu telsa reñidor
metar: algún guarnecedor devoto
nistar: alguna saducea diamagnética
palenre: nuestros facciosos terrales
resca: su potoco escribiente
resco: esta pacifista pietista
rescos: esas escandalosas bisílabas
resdedo: un emulador cordado
rrani: tu octogenario lubricante
rranis: unas distraídas aguardentosas
rredeta: alguna probadora pictórica
taris: algunas irresolutas aberrantes
terrate: tu aracnoides facultativo
Entre los escolares siempre resulta placentero inventar términos y definiciones y no estaría mal recuperar, de vez en cuando, al niño o niña que llevamos acurrucado y silenciado en nosotros. Pero, la anterior muestra tiene algo negativo: las definiciones resultan, salvo excepciones, tan difíciles como el término definido. Les ocurre como a ciertos diccionarios que una definición plantea la necesidad de buscar una nueva palabra, y ésta a otra y otra, hasta que queda el buscador tan confundido y alejado de comprender que ha de preguntar a la maestra o maestro para que le aclare lo que aquello quería decir. También es cierto que las definiciones nos ponen en evidencia palabras que no se suelen usar y que, por supuesto, pertenecen a la lengua española.
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