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Yo hice el servicio militar


Para que quede más claro, hice la Mili y fui un miembro más de la Quinta del 52, Estábamos en la zona media del siglo pasado y a partir del día en el que fuimos movilizados los Quintos empezaron a tomar cuerpo, antes solo eran sombras desconocidas encorvadas en el surco... Los "Mozos" cobraron protagonismo y durante un tiempo pudieron cantar libremente, escribir sus mensajes en las paredes, emborracharse y hasta ser protagonistas en muchas de las fiestas que se celebraran en los pueblos...eran personas y pasaron a ser "Mozos". La diferencia, en muchos aspectos era notable.

El sorteo me llevó a Valencia, al Parque de Artillería y aunque me indicaron que podía incorporarme al Cuartel, el día señalado, por mis propios medios, preferí unirme desde el primer momento a quienes habrían de ser mis compañeros. En la estación de Albacete nos embarcaron en un vagón "borreguero", sin luces ni comodidad alguna, y, por supuesto, sin conocernos unos a otros. Solo los del mismo pueblo habían tenido algún  trato entre sí. Todos éramos de la provincia de Albacete, ya que los procedentes de Murcia irían en otra expedición. Sin meterme en pormenores solamente diré que tardamos veintitantas horas en llegar a Valencia y que pasamos la noche retenidos en Chinchilla dentro del vagón y sin que nos dejaran salir si no era de uno en uno. Una vez en  Valencia nos llevaron, ya formados y con nuestras maletas, en un trayecto que se nos antojó larguísimo; sobre las dos de la tarde arribamos a nuestro destino y formados ante un pabellón pasamos los primeros trámites. Formamos ciento ochenta y seis, pidieron que los que supieran leer, escribir y las cuatro reglas dieran un paso al frente...lo dieron treinta y cuatro; dijeron después, que si alguno sabía escribir a máquina se adelantara y lo hice yo solo. No habíamos comido, pero antes teníamos que ser pelados, labor de la que se encargaban los veteranos. Todos fueron rapados al cero...a mí me hicieron un pelado "casi" normal...ya había sido nombrado "escribidor". Cuando llegaron los murcianos, las proporciones de analfabetismo eran muy similares.

Eran los mandos el Teniente Coronel Jaudenes Rey, el Capitán  Ponce de León, y los Tenientes Bollo y Soto Ros de Usinos, Militares, algunos más que otros, pero todos unos "caballeros" con un trato siempre correcto. Nos dieron, les dieron, cursos intensos de Gramática, Geografía, practicas militares, duras y muchas, conducción de vehículos y en algunos casos de otros oficios...y castigos, los que hicieron falta y casi siempre justificados: un recluta dijo que le habían robado veinticinco pesetas y nos tuvieron en posición de firmes durante casi toda la noche, hasta que el "acusador" se acordó donde tenía el dinero. Antes nos hicieron pasar varias veces por una habitación oscura para que el "presunto" ladrón dejara lo sustraído, amparado por la oscuridad, en un gorro puesto al efecto. Aparecieron varios billetes y el Teniente anuló la "prueba". Sobre el acusador nos dijo que "menos matarlo" hiciéramos con él lo que quisiéramos. Fuimos bastante benévolos. Podría contar cientos de anécdotas, algunas dignas de saberse , a lo mejor otro día lo hago, pero por hoy me limito a unir mi opinión a la de una serie de "personajes" que una cadena de televisión emitió hace unas noches…. a pesar  de que solo hice tres meses, los peores, de Mili, por enfermedad grave, no tengo nada en contra de este periodo de mi vida. Conocí buena gente, arriba y abajo, y cuando la quinta se licenció, supe que todos salieron sabiendo leer y escribir y las cuatro reglas y algunos, incluso con oficios definidos. Conductores, Peluqueros, Sanitarios y en general, casi todos, comieron manjares, buenos manjares, que ni tan siquiera conocían. Que años después presencié el traslado a sus destinos de una "hornada" de reclutas y en el tren, un vagón con asientos acolchados, les acompañaban dos o tres Sanitarios y disponían de hasta un servicio de Bar...y encima se quejaban...¡bueno, y qué! a lo mejor más de uno hubiera querido tener los Magníficos Compañeros que yo tuve...

¡Ah! Y que conste que yo no pretendo defender o atacar el Servicio Militar Obligatorio, yo digo nada más.

   

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