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Diario de un español en crisis. La decisión de Podemos


La decisión de ruptura de Podemos con el PSOE es la crónica de una muerte anunciada. Faltaba el subterfugio: el acuerdo PSOE-Ciudadanos. ¿Acaso pensaban en Podemos que no habría un acercamiento o un pacto entre ambos? ¿Consideraban que las concesiones del PSOE hacia el centro-derecha no iban a ser tan grandes? ¿O todo forma parte del juego escénico de roles y papeles asignados a cada uno?

En este juego de estrategia o guiñol PSOE-Ciudadanos quedan en el centro del tablero político, ese espacio que no significa nada en el discurso económico-social y se dejan a la izquierda para otra mejor ocasión. El ataque de cuernos de Podemos ha sido el consabido: un ataque de cuernos anunciado. Tan falso como advertido. Por lo que la indignidad no está bajo sospecha.

Ahora este acuerdo le permite a Podemos presentarse definitivamente como la izquierda de este país y pegar un bocado al electorado del PSOE de izquierdas. Aunque al paso que vamos no sé cuánto electorado de izquierdas queda ya en el PSOE. 

Pero como movimiento en el tablero de la política tiene sus rémoras: el aparecer ante el votante con el PP de la mano. Una imagen difícil de digerir para Podemos, aunque ya hay precedentes históricos en la pinza que hizo Anguita con Aznar contra el PSOE: el celebrado sorpasso. Quizá por esta razón, Anguita se mostraba tan contento estos días con la estrategia de Podemos, de los que decía que habían logrado lo que él intentó sin éxito.

Podemos sabe que tiene la llave desde el minuto uno. Pero también desde el minuto uno sabemos que no quiere gobernar con el PSOE y viceversa, sino arrebatarle el espacio de la izquierda y presentarse como la única alternativa de gobierno al PP. A los actos no remitimos: si querías acercar como amigo al PSOE no era la mejor decisión crearle el gobierno y atacarles a la dignidad de partido. Esta actitud perfectamente calculada de Podemos asustó tanto al PSOE y al propio Sánchez que se ha dejado seducir por el abrazo tierno de Rivera tratando de seducir con artificios a Podemos. Pero estos lo sabían y se prestaron al juego escénico para mostrarse luego muy dignos y arremeter contra el traidor. Al mismo tiempo, Sánchez con este pacto calma la disidencia interna de su partido con los barones y la vieja guardia encabronados. Pero en la retina del español de a pie ha quedado más fijado el espacio político en le que se mueve cada uno: la derecha, el PP; el centro, PSOE-Ciudadanos;  y la izquierda, Podemos.

La decisión está en el electorado y solo la conoceremos el día 26 de junio.

 

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