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La caza del reno


Se proclamaba, con énfasis y voz engolada, Maharajá y con tal apodo lo llamaban en el barrio. Su madre, la dueña de la tabaquería, lo había mimado mucho en la infancia, pero, ahora, con más de veinte años ya estaba cansada de que el Maharajá viviera como tal sin querer estudiar ni trabajar.

Un día, llegó a casa con un enorme perol diciendo que en él guisaría un ingente reno.

—¿Y dónde está el reno, Yulene?

—Salgo de expedición para cazarlo. Mi séquito vendrá conmigo. Y, después, haremos un festín digno de un príncipe hindú, digno de mí, sin duda.

La madre, sin decir una sola palabra, en cuanto el hijo dejó el perol en la cocina y hubo salido, llamó Sigurd Olsen, médico psiquiatra y, acaso, padre de su hijo.

—Sigurd, no puedo más. Yulene quiere irse a cazar renos. Y, lo peor, ya ha comprado el perol para guisarlo.

—Hablaré con él.

Sigurd Olsen y Yulene se encontraron en un parque y, tras una larga conversación, preguntó el presunto padre:

—¿Me permites ir contigo a cazar renos?

 

Antonio García Velasco

https://agvelasco.blogspot.com/

www.agvelasco.es

 

 

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