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El segmento de plata. Propósitos


     Iniciamos cada año con el planteamiento de unos propósitos maravillosos.

       Y una vez más, cuando termine el mismo, podremos comprobar con desilusión que no hemos cumplido la mayoría de los mismos.

    Esto no nos tiene que crear una mala conciencia. Los propósitos se formulan para intentar cumplirlos; pero después vienen los despropósitos y la realidad de cada día. El hombre propone… Por eso este año me he preocupado de meditar detenidamente mi propuesta de mejora de todos los aspectos de mi vida, a fin de no sentirme fracasado al final del 2019.

    Mi primer propósito es muy a corto plazo. Solo por hoy… mantenerme vivo. Este es primordial. A la edad que manejamos, la supervivencia se consigue solo de milagro. En segundo lugar preocuparme más del metro cuadrado que me rodea que del resto de la humanidad; si no lo hago yo mismo, es muy difícil que otros lo puedan hacer.

   No preocuparme –sino ocuparme- de las cosas que pasan. Para ello tengo que conseguir distanciarme de los telediarios, los políticos y los gurús sociales de las tertulias. Envenenan nuestras ideas –y lo que es peor, nuestras conciencias- y nos pontifican una cosa para al siguiente rato decirnos lo contrario.

    Aceptar que el dinero no es fin, sino un medio. Los hijos vuelan solos y la seguridad social nos va a seguir manteniendo con nuestras hermosas pensiones. De hecho, aun podremos compartir un poco con los necesitados.

     Finalmente, pensar más y hablar menos. Así tendremos la oportunidad de equivocarnos en menor medida. Escuchar, que es más difícil que opinar. Intentar amar al prójimo como a ti mismo y seguir contando con la presencia de Dios en tu vida. Todo ello compartiéndolo con las personas de tu entorno. La circunstancia de la que hablaba Ortega. El propósito común es más llevadero.

     Como verán poca cosa. Decía Warren Bennis, -un pensador contemporáneo estadounidense-: “Las personas necesitan un propósito que tenga significado, Esa es nuestra razón de vivir. Con un propósito compartido, somos capaces de conseguir cualquier cosa”.

     Deseo a mis lectores del segmento de plata que les sirvan  estas letras como orientación y luego sigan proponiéndose lo que les de la gana. ¡Quién soy yo para meterme en sus vidas!

 

 

 

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