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El idioma a través de la cultura


La institución académica alhaurina, que desarrolla un modelo plurilingüe centrado en el Inglés como segundo idioma junto al Francés y Alemán como tercera opción en las etapas de Primaria, Secundaria y Bachillerato; reactiva su plan de inmersión lingüística a través de la cultura en este inicio de curso con dos experiencias de intercambio internacional en las que acaban de participar más de medio centenar de jóvenes malagueños, junto a alumnos y alumnas estadounidenses y alemanes

Los estudiantes han convivido durante dos semanas con familias de la comunidad educativa del ‘Cincinnati Country Day School’ -CCDS- de Ohio; al tiempo que un grupo del instituto Pina-Bausch-Gesamtschule (Renania del Norte-Westfalia) completa estos días su estancia en hogares del centro alhaurino, tras la visita de la delegación alhaurina a la ciudad de Wuppertal

El curso de la plena normalidad y la caída total de las restricciones sanitarias ha permitido por fin la recuperación de todos los proyectos internacionales que tuvieron que suspenderse a finales de la campaña académica 19/20. Una de las iniciativas más esperadas ha sido la reapertura de los ‘puentes’ de intercambio con estudiantes de dentro y fuera de la Unión Europea. Las experiencias de inmersión lingüística a través de la cultura son una de las acciones más importantes del departamento de Idiomas del Colegio El Pinar y el arranque de este curso ha vuelto reconectar a jóvenes de la institución académica de Alhaurín de la Torre con sus homólogos de Estados Unidos o de la región de Renania del Norte-Westfalia en el seno de la Unión Europea.

Más de medio centenar de alumnos y alumnas, junto a docentes del área de Inglés y Alemán se han involucrado durante ese mes de septiembre en los dos proyectos de internacionalización idiomática a través de la cultura que han vuelto a llevar a estudiantes de El Pinar al estado de Ohio (EE UU) y al de Westfalia (Alemania) para vivir el día a día y tomar el pulso de la actividad lectiva de las comunidades educativas del ‘Cincinnati Country Day School’ -CCDS-, una de las instituciones formativas más destacadas por volumen de estudiantes y prestigio del Medio Oeste norteamericano; y del Pina-Bausch-Gesamtschule, uno de los institutos que mejor representan la idiosincrasia del modelo educativo germano.

<u>CINCINNATI</u>

Pablo Pereira, Lidia García o Marina Rojo son tres de los estudiantes de cuarto de Secundaria de El Pinar que han formado parte de la aventura transoceánica con la que se ha vuelto a inaugurar el programa internacional de intercambio estudiantil. Todos ellos destacan el buen ambiente vivido en un complejo formativo con casi un siglo de historia y una comunidad educativa que supera los 2.000 integrantes entre alumnado, profesorado y resto de trabajadores.

“Nuestra estancia ha sido muy divertida y dinámica. Nos levantábamos a las seis y media de la mañana para llegar al centro pasadas las ocho, junto al compañero con el que convivíamos en casa. Después seguíamos la rutina de clases que nos correspondía por nivel”, cuenta Lidia García, quien formaba tándem con la joven Ambika, con quien asegura que ha forjado una estrecha relación y cuya familia, “que estaba muy interesada en la vida española” -cuenta-, procuraba deleitarla con las comidas que más le atraían.

Pablo Pereira, por su parte, se mostró impresionado por las instalaciones de uno de los centros más modernos y completos de EE UU; al tiempo que destaca la importancia que confieren al deporte en la vida académica estadounidense. Vivía junto a Shwon, su compañero de intercambio, “que ha hecho todo lo posible por integrarme en su rutina diaria y con el que me he divertido mucho”.

Marina, por su parte, valora la buena acogida que le proporcionó la comunidad local y lo arropados que se sintieron en todo momento. De la vida hogareña en el barrio de Cincinnati en el que convivió con la joven Isabel Ramírez, su estudiante ‘espejo’, destaca la amabilidad de los padres de acogida y el esfuerzo que realizaban por mantener conversaciones con ella; si bien asegura que casi siempre se hablaba en inglés, “porque su castellano no era muy avanzado”. En cuanto al ritmo de las clases y el sistema lectivo estadounidense, valora que “es menos intenso que el español”. “Hay más tiempo entre unas sesiones y otras y los contenidos son algo menos densos, me pareció”.

<u>CERCANÍA ALUMNO-DOCENTE</u>

Tras el paso por Wuppertal del otro grupo de pupilos de El Pinar a principios de septiembre; estos días, la delegación alemana hace suya la rutina de vida española. Los estudiantes germanos, entre los que asume el rol de traductora la joven de origen argentino Mili Cavagliato, visitan los espacios clave de la capital de la Costa del Sol o de municipios emblemáticos como Nerja. También acuden al centro para seguir el ritmo de algunas clases de sus compañeros malagueños. Todos muestran su sorpresa por la cercanía en el trato profesor-alumno y por la divertida y creativa dinámica lectiva que rige en las sesiones lectivas que se desarrollan en El Pinar. “Creo que este clima de colaboración que hay entre los docentes y los alumnos es muy positivo para el aprendizaje y el entendimiento”, subraya Lars Freyberger.

A Ewa Kutter, que vive estos días en la casa del joven Salvador Aranda, le llama la atención la disposición de las instalaciones del centro, que las considera modernas y abiertas; así como su ubicación en un entorno cercano al campo, fuera del ámbito urbano; algo que comenta que no es habitual en los institutos de su país. Más allá de este hecho explica que su día a día en el hogar de acogida es “muy gratificante; ya que hacen todo lo posible por hacerme sentir cómoda, como en mi propia casa y hasta disfruto de las comidas que más me gustan”. Como anécdota, añade que le encanta el rol de madre española por la amabilidad, el cuidado y la cercanía que les dispensan en todo momento.

Julia Bögeholz y Teresa Morales son la dos docentes del Pina-Bausch-Gesamtschule que llevan el peso el intercambio en la parte germana. Se da la circunstancia de que ambas hablan castellano a la perfección. La primera por sus raíces chilenas y la segunda por ser hija de emigrantes andaluces en el estado bávaro. “Pienso que la transferencia de conocimiento vivencial que se produce estos días es muy positivo. No sólo desde el punto de vista del idioma, si no en el marco convivencial. Se trata de una experiencia que queda marcada en los jóvenes para siempre”, cuenta Morales.

Su compañera Julia, que vive con especial intensidad estas jornadas, resalta el estrecho vínculo que se ha creado ya entre ambas instituciones académicas tras varios intercambios y se alegra por la consolidación de esta iniciativa que perdura en el tiempo. Ahora habla de ampliarla y convertirla en un proyecto más amplio avalado por la propia Unión Europea.

La recuperación de las experiencias internacionales de inmersión lingüística en el curso académico que acaba de iniciarse supone un apuntalamiento de una de las líneas estratégicas del departamento de Idiomas del Colegio El Pinar, un centro bilingüe en las etapas de Enseñanzas Obligatorias y postobligatorias; además de Infantil. Estas iniciativas se suman a otras que han tenido lugar en los últimos años en el marco del programa Erasmus Plus, como las que unieron al equipo docente de El Pinar con los centros británicos Rack House Primary School y Sandylands School, entre otras instituciones académicas.

 

 

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