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Villanova defiende la Constitución como la solución a los problemas de convivencia


El alcalde de Alhaurín de la Torre, Joaquín Villanova, ha reivindicado esta mañana durante la celebración del Día de la Constitución en el Centro Cultural Vicente Aleixandre, que la solución "a los problemas interterritoriales y entre comunidades hay que buscarla dentro de la Constitución, y nunca no fuera. No podemos romper a las bravas las reglas del juego democrático que nos dimos hace 43 años, porque a algunos no les guste. Ni tampoco podemos permitir que se debilite el aparato del Estado por los caprichos de unos o de otros”.

 

Este ha sido uno de los principales mensajes pronunciados por el regidor en la lectura del discurso oficial por el 6-D, adelantado a hoy sábado. Villanova ha mencionado la “fortaleza constitucional” en la que cree decididamente una abrumadora mayoría de la ciudadanía española. El primer edil asegura que los “buenos

demócratas siempre hemos estado al lado de la libertad y al lado de la Constitución y seguiremos estándolo, porque no queremos ni oír hablar de los años oscuros y los sucesos históricos que se intercalaron durante 200 años y que condenó nuestro progreso y nuestro crecimiento democrático en demasiadas ocasiones. No

caigamos en el error de dividir, de fracturar la concordia entre todos los españoles y no cedamos a la tentación de aquellos que se pirran por reabrir heridas y el debate de las dos Españas”.

 

En otro orden de cosas, Villanova ha llamado a la unidad y a la fortaleza colectiva como sociedad madura y democrática para sobreponernos a los devastadores efectos de la pandemia: “Vivimos tiempos extraños, difíciles, pero superables. Solo la unidad y el trabajo en equipo de todos los engranajes de nuestra sociedad permitirán que salgamos adelante y fortalecidos. Y ese es mi mensaje: el de la esperanza. Todos nosotros, cada uno desde su posición, desde su trabajo, desde su ocupación, tenemos que arrimar el hombro, aportar, sumar, para ir recuperando, poco a poco, toda aquella prosperidad e ilusiones derrumbadas y cortadas en seco por culpa de la maldita pandemia global”.

 

Villanova recuerda que, al igual que los principios democráticos y los derechos humanos salieron triunfantes tras los momentos críticos que les tocó vivir a nuestros padres, abuelos y bisabuelos, “ahora toca dar, como sociedad unida, ese paso adelante que nos permita recuperar los niveles pre-pandemia, apuntalar la economía y pasar a la siguiente fase de la recuperación. No va a ser fácil, pero sí lo lograremos si estamos juntos”.

 

El mandatario ha subrayado que, en 1978, “se demostró que el verdadero coraje, la verdadera valentía, residen siempre en defender la concordia, ser capaces de  apartar las pulsiones más bajas, superar lo que nos separa, y buscar siempre el sentimiento más elevado, que es el vivir en paz todos juntos. Ahora nos debemos la oportunidad de vivir en paz, en salud y en armonía. Fijémonos en aquel espejo, porque tenemos

mucho que aprender”.

Villanova ha recordado igualmente al primer texto constitucional aprobado en España, ‘La Pepa’, en 1812, que en marzo cumplirá 210 años.

 

Al término de la solemne ceremonia, se ha interpretado el himno de España, pero sin la presencia de la Banda Municipal de Música, sino procedente del equipo de sonido del propio Centro Cultural, como medida adicional de seguridad.

 

 

A continuación, reproducimos el texto íntegro del discurso:

 

Ilustrísimos Señores Concejales y Señoras Concejalas del Excmo. Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre; Ilmos. Hijos Adoptivos y Predilectos de Alhaurín de la Torre; Ilmo. Sr. Director del Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre; Ilmo. Sra. Jueza de Paz; Ilustrísimas autoridades y representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado; representantes de asociaciones, peñas, cofradías y colectivos de Alhaurín de la Torre; Pueblo de Alhaurín de la Torre; ciudadanos y ciudadanas, señoras y señores:

 

            Celebramos otro 6 de diciembre, y ya son 43 años de forma ininterrumpida, para conmemorar la llegada de la Constitución que inauguraba una nueva época para España. Comenzaba aquel día el periodo más largo de libertad y democracia en nuestro país, algo nunca antes conocido, pese a los siete intentos constitucionales que acumula la historia de España desde 1812. Precisamente, una de las efemérides decisivas en el devenir histórico de la Nación fue la aprobación de la Constitución emanada de las Cortes de Cádiz, 'La Pepa', que el 19 de marzo próximo cumplirá 210 años. Ahí es nada.

 

Aquella Carta Magna marcó un antes y un después, pese a su brevedad, en los acontecimientos posteriores de los convulsos siglos XIX y XX y, por ello, será un verdadero honor celebrar esa efeméride para festejar, una vez más, aquel pionero texto constitucional, que fue el germen, el origen del primer estado democrático, eso sí, de corta duración. La milenaria ciudad de Cádiz alumbró un nuevo sistema político y social que derribaba los principios del Antiguo Régimen e inauguraba otro modelo, muy avanzado, de convivencia, basado en valores hoy irrenunciables, pero que en aquella época marcaron tendencia e hicieron historia: la soberanía nacional y el reconocimiento de derechos y libertades hasta entonces inexistentes. Esta ley máxima se convirtió rápidamente en un mito democrático que influyó de forma decisiva en la redacción de varias constituciones europeas.

 

            Y, como todos sabemos, la Constitución de 1978 que hoy ensalzamos en este Centro Cultural bebe de las fuentes y conserva las esencias de aquellas libertades y derechos civiles conquistados en 1812. Fue difícil y duro y en muchas ocasiones costó sangre, fuego y dolor, con enfrentamientos y guerras fratricidas, con alzamientos militares, con cambios bruscos de gobierno, con rivalidades políticas casi irreconciliables, con sacrificios para la ciudadanía difícilmente entendibles hoy en día. Pero se llegó a buen puerto en 1978, porque hubo espíritu de consenso, concordia y altura de miras.

 

            Por eso, mi primer mensaje es justamente ese: los buenos demócratas siempre hemos estado al lado de la libertad y al lado de la Constitución y seguiremos estándolo, porque no queremos ni oír hablar de los años oscuros y los sucesos históricos que se intercalaron en esos 200 años y que condenó nuestro progreso y nuestro crecimiento democrático en demasiadas ocasiones. No caigamos en el error de dividir, de fracturar la concordia entre todos los españoles y no cedamos a la tentación de aquellos que se pirran por reabrir heridas y el debate de las dos Españas.

 

            Señoras y Señores: Estamos viviendo un durísimo periodo, que se aproxima ya a los 24 meses, una crisis sanitaria, económica y social, también psicológica y antropológica, que ha golpeado nuestras vidas como nunca. El coronavirus ha cambiado nuestra forma de relacionarnos y nos ha enseñado la cruda realidad y la fragilidad humana y de nuestro modelo de sociedad, con pérdida de empleos, ruina y destrozos familiares a nivel mundial. La pandemia, por tanto, nos tendría que determinar a unirnos más y a sacar lo mejor de nosotros como sociedad. Pero por desgracia, debido a muchos factores muy distintos y heterogéneos, no ha sido así en todo este periodo.

 

            Vivimos tiempos extraños, difíciles, pero superables. Solo la unidad y el trabajo en equipo de todos los engranajes de nuestra sociedad permitirán que salgamos adelante y fortalecidos. Y ese es mi segundo mensaje: el de la esperanza. Todos nosotros, cada uno desde su posición, desde su trabajo, desde su ocupación, tenemos que arrimar el hombro, aportar, sumar, para ir recuperando, poco a poco, toda aquella prosperidad e ilusiones derrumbadas y cortadas en seco por culpa de la maldita pandemia global.

 

            Tengo plena convicción y esperanza en que así ocurrirá. Nos recuperaremos y lo haremos bien. Son solidaridad, empatía, generosidad, fraternidad, sentido de comunidad y la lucha por el bien común.

 

            Los españoles -y los europeos, por supuesto- hemos demostrado en multitud de ocasiones que, cuando se quiere, se puede. Incluso en las horas más oscuras de nuestra historia reciente. Y tenemos por delante la posibilidad de avanzar y dejar atrás todo esto. En el siglo XX fueron dos guerras mundiales y numerosos conflictos internos los que nos asolaron. Hoy libramos otro tipo de batalla, con un enemigo que no se ve, pero se siente y causa muchas bajas. Pero ya no somos seres humanos contra seres humanos, sino toda la humanidad contra una durísima enfermedad.

 

            Y al igual que los principios democráticos y los derechos humanos salieron triunfantes tras los momentos críticos que les tocó vivir a nuestros padres, abuelos y bisabuelos, ahora toca dar, como sociedad unida, ese paso adelante que nos permita recuperar los niveles pre-pandemia, apuntalar la economía y pasar a la siguiente fase de la recuperación. No va a ser fácil, pero sí lo lograremos si estamos juntos.

 

            En 1978, se demostró que el verdadero coraje, la verdadera valentía, residen siempre en defender la concordia, ser capaces de apartar las pulsiones más bajas, superar lo que nos separa, y buscar siempre el sentimiento más elevado, que es el vivir en paz todos juntos. Ahora tenemos otra oportunidad de vivir en paz, en salud y en armonía. Fijémonos en aquel espejo, porque tenemos mucho que aprender.

 

            En estos tiempos tan complicados cunde el desánimo y cunde la desunión. No solo en España, también en Europa. Cuando vienen mal dadas, existe una tendencia negativa, tanto en lo político como en lo social, a la falta de entendimiento y al aislamiento. Y eso explica que, por ejemplo, la fortaleza de la Unión Europea esté en horas bajas y los estados miembros tengan menos sintonía entre ellos, lo cual también se traduce en la calle. Ni que decir tiene que en España, desde hace ya varios años y por otros factores más complejos, estamos en un momento delicado. La tendencia separatista se empieza a trasladar a otros puntos del país y lo que antes era irrenunciable, la unidad territorial del Estado, parece llegar a un punto de colapso. Por eso, mi tercer mensaje es que tenemos que buscar, entre todos, la mayor fortaleza constitucional. La solución a los problemas interterritoriales y entre comunidades hay que buscarla dentro de la Constitución, y nunca no fuera. No podemos romper a las bravas las reglas del juego democrático que nos dimos hace 43 años porque a algunos no les guste. Ni tampoco podemos permitir que se debilite el aparato del Estado por los caprichos de unos o de otros.

 

El estado de las autonomías, que recoge la Carta Magna es hoy garantía de pluralismo, de contrapesos y de buen gobierno, así como garantiza la solidaridad entre territorios y equilibra los mecanismos para que todos los españoles, y digo todos, sean iguales ante la ley e idénticos en derechos. Lo demás son zarandajas y cuentos de miedo que algunos quieren contar y con los que quieren persuadir a sus convecinos para enfrentarlos con los de otros lugares.

 

Así, permitidme que reitere mi llamamiento a rescatar ese espíritu de unidad, entendimiento y respeto que representa la Constitución del 78 ya que no se debe perder bajo ningún concepto.

 

Desde aquí, desde el sur, desde Málaga, desde Alhaurín de la Torre, quiero reclamar la vigencia de estos 43 años de la Carta Magna de convivencia, concordia y paz.

 

Los que tenemos la obligación de gobernar y representar a las instituciones tenemos que estar en un escenario que propicie más unión, más empatía con el ciudadano que lo pasa mal y menos experimentos rupturistas con la Corona, la Constitución o la unidad territorial, que no traerán nada bueno, os lo aseguro. La solución es más Constitución, no menos; la solución es más Europa, no menos; la solución es más concordia, no menos y la solución es más convivencia, nunca menos.

Y más lealtad institucional y más municipalismo. Aprovecho para reivindicar un papel más protagonista para los pueblos, ciudades, municipios y provincias, ya que hemos sido los más descuidados en estos 43 años de recorrido constitucional. Necesitamos más fondos, más dinero, más competencias y más recursos ahora que llegan nuevos desafíos y cuando ha quedado claro que la crisis del coronavirus ha requerido respuestas rápidas y eficaces, en las que el nivel de exigencia ha sido enorme para nosotros, los alcaldes y alcaldesas y nuestros concejales y concejalas. Y sigue siéndolo.

 

Por eso, aprovecho para lanzar mi quinto y último mensaje de este día de celebración: Pido al Gobierno de la Nación y a las Comunidades Autónomas que nos tengan en cuenta a la hora de reformar y mejorar la financiación territorial. Esa sería una excelente muestra de altura de miras y de justicia para con los municipios y provincias y una auténtica lección de constitucionalismo moderno y acorde a los tiempos que corren.

 

Con ese deseo termino mi intervención, dando las gracias a todos los presentes por vuestra atención y por vuestro tiempo.

Así que gritad conmigo:

¡Viva la Constitución!

¡Viva España!

¡Viva Alhaurín de la Torre!”

 

 

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