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Los parques que verás pero no tocarás


En Alhaurín de la Torre hemos pasado de tener parques y jardines abandonados, a la moda impulsada por el gobierno municipal de poner vallas, cercados y puertas a todo espacio ajardinado, con horario, distribución de distintas zonas de uso dentro del propio parque, prohibición de entrada con mascotas, patines, pelotas, nada que pueda estropear el parque. Metámoslo en una vitrina y sólo lo sacamos para cuando tengamos visita.

¿Por qué tantas restricciones? ¿Dónde quedan los espacios para que los niños puedan hacer uso de su creatividad? ¿No es mejor un espacio abierto sin grandes  pretensiones pero cuidado?

El pretexto utilizado es el de la seguridad y el del mal uso por parte de la ciudadanía, y puede que la excusa tenga parte de verdad. Pero si analizamos el tema puede que la inseguridad y la falta de cuidado por parte de las personas que hacen uso de dicho espacio, no sean la causa sino la consecuencia de una mala gestión urbanística y de unos escasos servicios municipales: limpieza, jardinería, operativos, etc. que por mucho que lo deseen, no pueden cubrir las necesidades.

  Jane Jacobs decía sobre la seguridad en las calles - "Una calle muy frecuentada tiene posibilidades de ser una calle segura. Una calle poco concurrida es probablemente una calle insegura (...) Ha de haber siempre ojos que miren a la calle, ojos pertenecientes a personas que podríamos considerar propietarios naturales de la calle (...) La seguridad de la calle es mayor, más relajada y con menores tintes de hostilidad o sospecha precisamente allí donde la gente usa y disfruta voluntariamente las calles de la ciudad y son menos conscientes, por lo general, de que están vigilando" - se puede extrapolar a los parques y, de hecho Jacobs decía lo mismo de los parques.

  Se ha estado haciendo crecer a Alhaurín de la Torre sin tener en cuenta la demanda de servicios que esto implica, se han centralizado en unas zonas, dejando otras al descubierto. Esta falta de equidad en el uso y disfrute de servicios municipales por parte de todas las comunidades vecinales, se ve acentuado por un marcado uso residencial en las urbanizaciones frente a lo que suele distinguir a los barrios y barriadas que es la diversidad de comercios y servicios.

 Si le añadimos el no haber una apuesta decidida por generar fuentes de empleos locales, que no sean originados por la construcción de nueva vivienda, y que generan poco empleo porque los proyectos suele caer en manos de constructoras que ya vienen con su propia plantilla, hace que la mayoría de la población trabaje fuera del municipio. Esto hace que el uso de las calles y parques por parte de residentes sea sólo de unas pocas horas al día o en fines de semana.

 Estas condiciones, que son evidentemente decisiones políticas, tienen como consecuencia que la ciudadanía no sienta la calle o el parque como propios. La falta de cuidado en el uso de los espacios y mobiliario urbanos no se debe a otra cosa que a la desafección por lo público creada por la falta de convivencia con el entorno. 

 Si no se crean espacios y relaciones de convivencia entre comunidades vecinales y ayuntamiento, sólo tendremos relaciones de exigencia. La sensación de que sólo se le da apoyo desde la institución a determinadas barriadas y urbanizaciones, se debe a la falta de transparencia y participación ciudadana en el uso de impuestos y  en la toma de decisiones.

 

                                                                                                     Estela Martín Martín. 

                                                           Candidata por Electores Verdes-Equo Inciativa.

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