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4 componentes que debes vigilar en tu sangre


El organismo está conectado en su totalidad por la red de capilares, venas y vasos sanguíneos, encargados de transportar la sangre que aporta el oxígeno y los nutrientes para el correcto funcionamiento del cuerpo. Está formada por células y plasma. Estos elementos se renuevan periódicamente para garantizar la calidad de vida. Una revisión regular es fundamental para la prevención. A continuación se reseñan cuatro agentes que  deben atenderse como pilares de la salud.

Sistema inmunológico

El organismo está equipado con poderosas armas contra los enemigos. ¿Que son los leucocitos? Popularmente son llamados glóbulos blancos, tienen su origen en el hígado y su función es proteger al individuo de bacterias, infecciones o enfermedades parasitarias.

Ellos fortalecen y ayudan al sistema inmune ante la presencia de factores desestabilizadores. El porcentaje de sus niveles en la sangre es un indicador de cómo se encuentran las defensas y su capacidad para actuar ante el peligro.

La leucocitosis es el fenómeno que se produce cuando el cuerpo distribuye una gran cantidad como una acción obligatoria. Por su parte, la leucopenia es una reducción del número de leucocitos, como síntoma de anemia o leucemia. Las defensas se ven debilitadas y susceptibles.

Tipos de leucocitos

Linfocitos: combaten las infecciones desde el interior

Basófilos: reaccionan ante alergias y parásitos

Neutrófilos: lideran el proceso de quimiotaxis ante la presencia de agentes infecciosos en el ambiente

Monocitos: son los primeros en aparecer para ayudar a las defensas frente a cualquier tipo de afección

Eosina contra los patógenos

Los eosinofilos forman parte de las células blancas y constituyen menos del 1% del total de sus componentes. Junto al resto de anticuerpos y granulocitos, detienen la invasión de alérgenos y bacterias.  

Durante el proceso citóxico son capaces de liberar sustancias que descomponen la piel protectora de los parásitos. También pueden adherirse a ellos y destruirlos, gracias a su respuesta fagocitaria.

Ante las reacciones alérgicas, aíslan la inflamación de los tejidos, ayudando a controlar esta amenaza.

¿Para qué sirve un conteo de estas células?

Una revisión ayudará a descartar la sospecha de:

Infecciones parasitarias

Rechazo a factores externos o medicamentos

El cuidado del hígado

La bilirrubina es un pigmento amarillo presente en la sangre y en las heces. Es un elemento residual del hígado y se desarrolla en la bilis. Se produce después de digerir adecuadamente las grasas y se expulsa en las deposiciones. Su presencia en el torrente sanguíneo se debe al envejecimiento de los glóbulos rojos.

Valores adecuados

Existen dos tipos de bilirrubina:

Directa o conjugada

Total e indirecta

En el primer caso, el valor normal es de 0 a 0,3 (mg/dl) y en la segunda de 0,3 a 1,9 (mg/dl).

Niveles altos

Si los números se han disparado, se ha producido ictericia en el hígado. Esta situación debe ser entendida como una emergencia. Será necesario realizar los tratamientos pertinentes, evitar el consumo de alcohol, iniciar hidratación y una dieta sana para evitar enfermedades como cirrosis, vesícula biliar, hepatitis y colecistitis.

Valores bajos

Si su presencia ha disminuido considerablemente, este es un síntoma de un procesamiento ineficiente de las proteínas y nutrientes en la sangre. Este fenómeno puede generar dolores de cabeza, inflamación del cuerpo, problemas respiratorios, pérdida del equilibrio y debilidad.

La oxigenación y la vida

El oxígeno es el responsable de la producción energética a nivel celular. Es el núcleo fundamental para la existencia de la mayoría de los seres vivos, especialmente para el ser humano.

¿Que es la hemoglobina? Esta proteína es la responsable de transportar el oxígeno a través de la sangre hacia los tejidos y el sistema respiratorio. Regula el PH del torrente sanguíneo y recauda el dióxido de carbono para llevarlo a los pulmones.

Nace de la médula ósea, integra los glóbulos rojos y pigmenta de este color a las células. Existen tres tipos:

A: está compuesta por dos globinas alfa y dos beta. Constituye el 97% del total de la sustancia existente en un adulto promedio. Se produce a la novena semana de gestación.

A2: inicia su desarrollo a los doce meses después del nacimiento. Comprende el 2,5% esta proteína.

F: es la que tiene menos presencia, hasta 1%. También es conocida como hemoglobina fetal.

La alteración de sus márgenes ideales en la sangre tiene como consecuencia afecciones como la anemia y la deshidratación. Para llevar una vida saludable, es indispensable mantenerla en equilibrio.

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