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La XIX edición de los 101 kms de la Legión–Ronda


            Como todos los años cuando llega el mes de Mayo, y desde el anterior vamos arrastrando ese pensamiento, nuestros anhelos están puestos en una prueba de atletismo emblemática. Son ya XIX ediciones.

            Quizá no sea la mejor, ni la más dura, ni la más larga…pero, sin lugar a dudas, es la PRUEBA: como ya he adelantado en el título, nos referimos a los CIENTO UN KILÓMETROS DE LA LEGION en RONDA.

            La que te califica como CIENTUNERO, una palabra sin reconocimiento académico pero que significa tanto para los que amamos el TRAIL (sea cual sea su modalidad, y el atletismo en general).

            La participación ya llega a los 8000 mil participantes (sí, OCHO MIL) en la modalidad de marchadores, considerándola tanto en la acepción de corredores como la de marchadores propiamente dicha.

            El ambiente –como siempre- espectacular. ¡Hay que vivirlo!. RONDA bulle de gentío. El aparcamiento casi imposible. Las calles y los establecimientos, desde recién iniciada la mañana, rebosan de personal. La amalgama de colores es impensable en la paleta del mejor de los pintores. Y todo confluye en el campo de fútbol, que sirve de inicio a la PRUEBA.

            Primero se colocan en posición los ciclistas que comienzan una hora antes su participación por razones que no precisan comentarios. Y a partir de ese momento nosotros, los runners, nos adueñamos del territorio.

            El cuerpo comienza a temblar en un cosquilleo de nervios deseoso de que la prueba comience y a medida que se va acercando la hora no puedes parar de moverte, de pensar, de estructurar ideas, de comentar algo con el amigo o compañero más próximo. Necesitas el pistoletazo de salida...ya.

            Las gradas llenas de público que con banderas y pancartas no dejan de jalear a los propios y a los extraños que hoy, son uno sólo.

            Pululan equipos de marchadores civiles y militares. Llaman especial atención la presencia de unidades de los GAR de la Guardia Civil con sede en LOGROÑO, de la Academia de Alta Montaña de JACA (ambos con su uniformidad tan característica) de miembros de la POLICIA NACIONAL, de equipos de unidades de la propia LEGION, INFANTERIA, ARTILLERIA, GRUPOS LOGISTICOS…todos (y perdón a los que olvido) con el enunciado de sus respectivas pertenencias en las camisetas. Y, cómo no, los civiles: PRETORIANOS, KABRAS LOKAS, AL FILO DE LO INCONCEBIBLE, ANYERA…y tantos grupos amigos a los que conocemos de otros desafíos y otros momentos. Y, claro está, el CLUB ALPINO JARAPALOS.

            Antes del inicio de la prueba nos arremolinamos alrededor de la pista de salida porque allí, en el centro, se encontraba D. FRANCISCO CONTRERAS (SUPERPACO) recibiendo un merecido homenaje (y nunca esta palabra fue más acertada y justa) de parte de todos nosotros y, en especial, de sus amigos más cercanos y de los mandos de la LEGION, con un comandante que se le cuadró, ante personaje de tanta envergadura personal y atlética, siempre humilde. De una humildad de corazón, sin dobleces…Qué emoción!!!. El aplauso no salió de las manos de los allí presente, si no de nuestro corazón que movió aquéllas.

            Con puntualidad comenzó la prueba y ya estaba en marcha la XIX EDICION.

            Las prisas, la fogosidad de los novatos y no tan novatos se hacía patente y latía por doquier: bromas, veras, gritos, algunos acelerones fuera de lugar…Cualquier cosa por dar salida a los sentimientos contenidos.

            El barro, factor muy temido por las recientes y abundantes lluvias (reflejadas en imágenes que no daban mucha confianza en mejorar tiempos o preservar la integridad física) además de los ya de por sí mágicos 101 kms, no apareció –por el momento-. Excelente día para la práctica de cualquier deporte. Mañana placentera con alguna brisa que sofocaba los primeros sudores.

 Los rondeños, como siempre, calurosos en su ánimo. La ruta de salida estaba flanqueada por lugareños y visitantes insuflando unos ánimos que te hacia hervir para no defraudarlos en su insistencia y constancia.

La vuelta a la plaza de toros (porque, al fin y al cabo, no dejábamos de ser toreros) ante una nueva alternativa de una prueba que no admite veteranos, es una constante primera vez. Nunca sabes lo que puedes encontrarte o pasar en un reto de esta magnitud.

Transcurrían los kilómetros, los lugares, los puntos geográficos señalados por la organización y conocidos por todos los participantes, y la 101 comenzó a mostrar su verdadera identidad: kilómetros y kilómetros, paisajes, gentío, calor…y ya: cansancio, sufrimiento, soledad, compañerismo, amistad, una mano amiga, una frase de apoyo…Y seguíamos avanzando.

Se atisbaba la noche y aquella serpiente multicolor de marchadores, algo mermada en sus participantes, seguía culebreando por caminos, sendas, carreteras, pueblos y comarcas…Los frontales empezaron a formar parte de la anatomía para iluminar la noche, cual fila de luciérnagas en perfecta formación.

Llegó lo más duro: la subida a la Ermita, su bajada…y de pronto, el Puerto de la Muela. Estábamos avisados: el barro estaría presente. Fueron sólo unos kilómetros pero se hicieron eternos: se redujo la marcha, las ya cansadas piernas ahora soportaban un continuo desequilibrio porque mantener aquél y no dar con alguna parte de tu cuerpo en el suelo. No dejaba de ser una cuestión de suerte. Tan es así que en la meta y alrededores los corredores parecíamos mandriles, con los culos señalados por el barro, seco a esas alturas. El hombre descendiendo a sus orígenes!!!.

Tras esos kilómetros y la tensión acumulada para no perder el equilibrio (y la paciencia) apareció a la lejos RONDA iluminada. Ya estaba allí el objetivo. No podíamos por menos que mostrar una leve sonrisa (el cansancio ya no te permitía casi ningún esfuerzo más que una leve mueca mostrando aquélla). Pero esto no había acabado, una subida, otra bajada…y, de pronto, te encuentras debajo de RONDA. Allí arriba, resaltando en la noche, brillando, queriéndose…te hace pensar: por dónde?. Rápidamente tu interrogante recibe respuesta: la cuesta el cachondeo (la cuesta la risa, como decía un salmantino, no muy enterado de aquel vocablo más típico andaluz).

Era el último repecho con unas cuestas de plano inclinado. El jolgorio de los primeros momentos (¡Qué lejos quedaban ya!) y la animosidad ahora se tornaban en silencio. Los cuerpos ya no estaban para muchos trotes: muchos arrastraban ya las piernas (bueno, casi todos), algunos muy tocados eran zombis de la ruta, pero seguían, y seguían, y seguían. Ahora las palabras de ánimo tomaban toda su significación, y responder con la gratitud, sonrisa o comentario del más perjudicado, te hacía comprender que iba a llegar. Con los ojos, con el deseo…pero al final, entrar en meta. Los ojos del Puente Nuevo te miraban como asombrados: ¿Qué hacen estos seres humanos por aquí, así y a estas horas?. Tu le contestabas para tu interior: YA ESTOY AQUÍ!.

Por qué hacemos esto?.

Parafraseando a R. MESSNER/L. TERRAY (no se sabe bien quien fue el primero en decirlo) y trasladando su frase a nuestra modalidad atlética: “Por qué escaláis montañas?. Porque están ahí”. Pues eso. Son 101 kms, como si fueran 202 kms…siempre habrá un runner dispuesto a superarlo.

No es la distancia, ni la ruta, ni el prestigio, ni el éxito, ni el fracaso, ni el esfuerzo, ni el sufrimiento….NO, SOMOS NOSOTROS. Es la grandeza del ser humano, en una modalidad de su compleja existencia. Ni más ni menos.

Antes de acabar esta ya de por sí extensa crónica, una cita a los compañeros que participamos en esta edición. Ya adelanté: 14.

Algunos, como siempre, con unos tiempos para no olvidar jamás. Después fuimos, otras y otros.

Hoy no doy nombres. El sólo hecho de terminar la prueba, si me apuráis, el solo hecho de enfrentarte a ella, sea cual sea el resultado, te hace innombrable…eres historia. Insignificante, quizás, pero historia.

Un recuerdo muy especial para los dos compañeros que no finalizaron. Lo han hecho antes y lo harán en un futuro, pero su grandeza es tanta o más que la nuestra.

Después de los últimos acontecimientos atléticos luctuosos, hay que pensar: primero, en una posible lesión de la que te puedes resentir o curar en mucho tiempo, después en tu propia integridad vital (nunca se sabe). Los grandes saben que estas pruebas dependen del día, de cómo te encuentres, de cómo se desarrolle todo…Y, ante la duda, parar. Habrá más ocasiones.

Para ellos, otra cita, que jamás debe olvidar un deportista (ni nadie) para evitar problemas: EL CEREBRO ES EL MUSCULO MAS IMPORTANTE. Querer finalizar por narices no es lo que se pretende, finalizar sí, pero no ante todo ni sobre todo.

La próxima edición será otra historia y seguro que lo conseguiréis (al 200 por 100) pero, hoy y ahora, sois tan importantes y señalados como los que entramos por la Alameda del Tajo.

A seguir….El año que viene…MAS.

Para más información y clasificaciones:

http://www.lalegion101.com/#/clasificacion

http://cronochip.racetecresults.com/results.aspx?CId=131&RId=21&EId=1&r=2611

 

Francisco Izquierdo

C.D. Alpino Jarapalos

 

 

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