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Alhaurín de la Torre y su Movilidad


    Si tenemos presente que todo “pueblo, aldea o ciudad” nace como un lugar de convivencia y comunidad, por tanto de “servicio común” para sus habitantes, entendiendo este como gestionar y cubrir las necesidades básicas de las personas como pueden ser comida, ropa, salud, … o de tipo administrativo.

  Se nos ha olvidado que toda esa actividad hay que ejercerla de forma saludable y con la emoción de disfrutar tanto del entorno como de la compañía y para ello, la ciudad o pueblo nos debe generar tranquilidad y seguridad, no estrés y sensación de peligro porque nos faltan sentidos para no ser atropellados por algún vehículo, al mismo tiempo no caernos por no ver un escalón o rebaje mal hecho ni tropezar con algún obstáculo puesto en sitio inadecuado.

  Centrándonos en Alhaurín por cómo se ha ido expandiendo y por las carencias que tiene, deja ver que en estos veinte años la idea que ha primado ha sido la de hacerla crecer sin tener demasiado en cuenta las necesidades de sus habitantes, la misma que condujo al - boom inmobiliario – construir sin pensar en más consecuencias que las económicas, empleo a corto plazo y entrada de dinero fácil sin mirar nada más. 

  Se llama a nuestro pueblo “ciudad dormitorio” porque con esa visión se ha trabajado su crecimiento, ni habitamos ni trabajamos en Alhaurín sólo estamos al final de la jornada diaria, en fin de semana o vacaciones, por lo tanto no se hace necesario gastar en servicios y sí ganamos con la construcción y los impuestos que esta genera pero no se ha tenido en cuenta que al crecimiento urbano le acompaña el crecimiento de habitantes, entre ellos niños y niñas que van a requerir de servicios tales como guarderías, colegios, institutos, … y medios de movilidad.

  Al haberse ignorado las necesidades de las personas, entre otras la de moverse tanto en el interior como hacia el exterior de Alhaurín, no se han ido creando las infraestructuras necesarias para dar respuesta a esa necesidad, obligando a la ciudadanía a darse ella misma soluciones de tipo individual provocando el caos que padecemos como peatones y como conductores.

  Si comparamos a Alhaurín de la Torre con un cuerpo nos sale un pueblo con un esqueleto muy grande con numerosas articulaciones (rotondas), con una piel más o menos bonita según los gustos pero sin músculo que le dé movimiento y evite que los huesos se salgan de su sitio. En esta situación es imposible hacer cualquier medida de forma aislada, tiene que verse en conjunto y muy bien planificada, si no en vez de una solución puede convertirse en parte del problema, lo que ya sí es indispensable es dejar de crecer o por lo menos ir poniendo unos límites ¿Dónde los vamos a poner? ¿Cuál va a ser la barrera infranqueable que nos pare?.

  Cuando se ha crecido desproporcionadamente sin poner un mínimo de interés en la movilidad, no puedes ir dando soluciones parciales o haciendo pruebas porque fracasan todas, al mismo tiempo que crea sentimientos de frustración y de culpabilidad. Hay que dejar de pensar en crecer y adoptar un plan de movilidad que tenga en cuenta absolutamente todas y cada una de las necesidades de los vecinos y vecinas, desde la necesidad de peatonalizar algunas zonas del centro para ayudar a la convivencia y a la gestión de recursos tanto para la vida como administrativos, la creación de caminos escolares que den autonomía a nuestros niños y niñas y haga los entornos escolares más seguros, estudiar las zonas de aparcamientos, así como la creación, incentivación y mejora del transporte colectivo urbano e interurbano.

  La mirada que debe envolver dicho plan es la del Diseño para Todos, si deseamos que se mantenga en el tiempo, esto es sostenible.

 

 

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