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Pío Moa, único y tan irrepetible como necesario


No sé de qué forma y manera conseguí el teléfono del historiador Pío Moa y hablé con él por primera vez. Fue a finales del milenio pasado. Pero recuerdo que su discurso me llamó la atención en plena exaltación de las izquierdas y de los separatistas, allá por los años 80 y 90. ¡Si  Cuando sólo las izquierdas y los separatistas otorgaban el carnet de demócrata o de facha, si no eras del PC o del PSOE, es decir como ahora, pero con más poder.

Don Pío, del Partido Comunista, fue expulsado en 1977 del GRAPO por no ser excesivamente radical. Comienza a expresar en sus escritos lo que piensa, con los únicos apoyos de su sentido común, su aplastante trabajo de documentación y su arrebatador amor por la verdad.

Si hubiera seguido la senda siniestra es decir de la izquierda, quizás hubiera llegado a ministro por lo menos. Sin embargo con sus libros de historia se convirtió en un proscrito para todos.

En una emisora local, antes de que me echaran los socialistas porque además de a ellos, entrevistaba a otros grupos, tuve el primer contacto con Don Pío, de voz profunda y pronunciación perfecta. Después de leer un par de libros suyos, no recuerdo si fue “Los Orígenes de la Guerra Civil” o “Los Mitos de la Guerra Civil”, lo llamé a su casa y lo entrevisté, me pareció un hombre cargado de razones, es importante conocer la verdad histórica, no lo políticamente correcto e impuesto. Permítanme que haga una observación personal para quien no le interese la historia, la historia es tan necesaria a la sociedad como la memoria al ser humano, no podemos dejarnos llevar por el alzhéimer social.

Desde aquella entrevista, mantuve contacto con este documentalista, historiador, hombre afable, directo, con una portentosa capacidad de trabajo y enorme generosidad.

Por aquel entonces un servidor, escribía en la revista “SIN PRISAS” , “G2000”, le pedí que colaborara y así lo hizo, recuerdo con especial cariño dos artículos suyos, uno sobre Belchite, el pueblo arrasado por el Frente Popular entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre de 1937 y en el otro Don Pío nos habla de cómo un alcalde socialista en Álora (Málaga), se negaba a poner una cruz en el lugar donde TORTURARON y asesinaron, destriparon vivo a Juan Martín Duarte, diácono de 24 años, por no querer blasfemar.

De joven, Don Pío viajó por Europa y España, tiene mil anécdotas. Colabora con revistas y lleva escritos 37 volúmenes. Tiene un humor gallego, socarrón, natural de Vigo. Como anécdota de buen talante, recuerdo que una vez, por teléfono le pregunté, de qué se sentía más orgulloso y me dijo “de lo guapo que soy”. Sólo se pone serio y triste cuando habla de historia y de la actuación de nuestros políticos.

La primera vez que lo vi en persona, fue cuando coincidimos en el plató de la 13TV, en el programa “La Marimorena”, dirigido por Carlos Cuesta, pero vamos allá.

– Don Pío, con sus antecedentes de hombre coherente de izquierdas, en otra época, podría Vd. haber tenido una relevancia importante en la política ¿Por qué abandonó ese camino?

– Don Paco Linares, como usted sabe bien, muchos han explotado su pasado antifranquista, o se lo han inventado -esto ha sido lo más frecuente-, para medrar en la política. A mí no me dio por ahí. Pronto empezó a interesarme más el análisis político que la política misma, y poniéndolo en relación con la historia, cosa que muy pocos analistas hacen, y de ahí cierta superficialidad… Pero, en fin, nadie es “dueño de su destino”, como dicen los charlatanes. En tiempos de Franco yo estaba empeñado en la revolución, y no habría podido imaginarme ni remotamente que terminaría en esto. La política actual, especialmente desde Zapatero, me repugna demasiado para meterme directamente en ella. La denuncio desde fuera y desde la independencia, procurando dar razones y por si sirve para algo, que cualquiera sabe…

– Los medios de comunicación de masas suelen hacerle el boicot, a pesar que son muy estudiadas las aseveraciones que hace, contrastadas y no refutadas. ¿Por qué lo hacen? Sinceramente un servidor no lo entiende.

– Vamos a ver: desde la transición se ha ido imponiendo en España una versión falsaria del pasado. La base fue la propaganda comunista, porque los comunistas fueron realmente los únicos que lucharon contra el franquismo desde el principio al final. A esa propaganda se fueron adhiriendo más y más políticos, periodistas e ideólogos, hasta llegar a imponerla en la ley de memoria histórica, que es una ley de tipo norcoreano. Ese mero hecho demuestra la degeneración del régimen del 78, y que quienes la han impuesto o la han cumplido no son demócratas. Me fui dando cuenta poco a poco de que la política y la historia se habían convertido en una farsa cada vez más peligrosa, porque crea redes de intereses muy tupidas. Son muchos los historiadores, intelectuales y periodistas, por no hablar de los políticos, que han cimentado su carrera y sus medios de vida en esas versiones, en ese antifranquismo de pandereta.. No van a echarse atrás a estas alturas, por mucho que su falsedad quede de manifiesto. Por eso tienen pánico al debate, y al no poder debatir honradamente, replican con el boicot y el silencio. Se comprende, es su única arma real. Hay demasiada gente, empezando por la mayoría de los partidos, que no viven en la mentira, sino DE la mentira. A lo largo de los años se han impuesto en la universidad, en la política y en los medios de masas, por lo que la táctica del silenciamiento ha sido bastante efectiva. Pero también es cierto que el muro de silencio que han construido se está agrietando a ojos vista.

– ¿De dónde nace su fuerza para continuar?

– Bueno, a mí me parece que si uno ha llegado a demostrar ciertas cosas importantes, quiero decir, de un valor que va más allá del interés o el amor propio, debe ser consecuente y defenderlas contra viento y marea.

– Dicen que cada libro es un parto. ¿Podría citar 5 de sus 37 editados y por qué?

– Cada libro mío ha respondido a cuestiones básicas de nuestra época, y siempre he procurado ofrecer enfoques nuevos, lo haya conseguido o no. Empecé con la trilogía sobre el siglo XX hasta la guerra civil incluida. Fueron obras de investigación, y creo haber demostrado que la historiografía dominante sobre esa época es falsa de raíz. No en los detalles, sino de raíz. Para empezar, no hubo tal lucha entre democracia y fascismo o reacción, sino algo muy diferente. El Frente Popular salió de unas elecciones fraudulentas y destruyó la legalidad republicana, por lo que ya es otro fraude llamar republicano a uno de los contendientes en la guerra. Que además se componía de separatistas, comunistas y golpistas, es decir, cualquier cosa menos demócratas. Y tampoco tuvo oposición democrática el franquismo: su única oposición real fue comunista y a última hora la comunista-separatista de la ETA. Contra el franquismo luchábamos muy pocos, pero cuando el régimen dejó de existir, los luchadores antifranquistas se han multiplicado, hay más y más heroicos cada año. Esto, naturalmente, es una farsa.

– He dicho cinco libros, ha mencionado usted tres, que conozco: “Los personajes de la república vistos por ellos mismos”, “Los orígenes de la guerra civil” y “El derrumbe de la república y la guerra” ¿Otros más?

– Bien, otro problema fundamental, desde el “desastre del 98”, es el separatismo. Eso me empujó a investigar y escribir la primera historia conjunta de los separatismos vasco y catalán en estrecha relación con la evolución de España en el siglo XX. Es sorprendente que un problema tan grave no hubiera suscitado antes un análisis histórico de conjunto, pero es así. Y esa es una de las causas de que el problema continúe y cada vez más agravado. Los políticos solo tienen ideas muy vagas y a menudo equivocadas sobre la cuestión, por increíble que parezca a estas alturas. Otro aspecto muy importante de la problemática hispana es la relación con Europa. Somos el país más europeísta y el que menos idea tiene de la historia y los problemas europeos, y esto es muy significativo. La bibliografía española sobre Europa es casi inexistente y he querido llenar un vacío con una introducción a su historia desde Roma a la actualidad. Y en la historia general de España chocamos con los mismos mitos que en relación con la guerra civil, o muy parecidos. Como decía alguien, sobre eso se escribe cada vez más y se sabe cada vez menos, una confusión tremenda, por eso escribí “Nueva historia de España”. En general, y con las excepciones de rigor, la historiografía española es provinciana y mal enfocada, muy admiradora de la anglosajona, aunque los anglosajones, cuando escriben de nuestra historia, se prefieren a sí mismos, muestran cierto desdén por sus colegas de aquí. Lo que no me extraña demasiado, el servilismo no es buena política. Debe entenderse también que lo que yo hago no pretende ser definitivo, sino aproximaciones críticas y lo más documentadas posible y siempre expuestas a la crítica. Una y otra vez he ofrecido el debate intelectual, con muy pocos resultados, como dije. La universidad está muy mal, se ha denunciado mil veces y en vano. No proporciona un ambiente sano y creativo.

– Los opinadores se referían a Vd. en muchas ocasiones, demasiadas, por el continente y no por el contenido. ¿Se siente Vd. solo?

– No me importa estar solo si ese es el precio de ir contracorriente y defender una buena causa. Pero afortunadamente no lo estoy del todo. Hay gente, cada vez más, que me lee y se interesa, como usted mismo, y el muro de silencio se está agrietando, como decía. Aparte de los libros tengo un blog, www.piomoa.es que también es cada vez más leído.

– ¿Cómo ve el futuro de España, debemos tener alguna esperanza para que sobreviva el sentido común?

– Hasta hace poco era pesimista, porque las políticas de todos los partidos se basaban en el fraude histórico y en la vulneración creciente de la democracia y de los intereses de España. De los intereses más evidentes. Un régimen que admite leyes norcoreanas como la de memoria histórica, o antijurídicas como las de género, o que rescata a la ETA de la ruina, arruinando el estado de derecho, no es un régimen democrático, está en descomposición. Pero, afortunadamente, se percibe una reacción popular y algún partido que parece presentar una alternativa real, y eso da esperanzas.

– ¿Cuál es el mayor peligro que debemos tener en cuenta los españoles?

– Hay muchos peligros, pero yo diría que el mayor es la presión combinada de los separatismos y de la disolución de la soberanía española en la UE y la OTAN. Creo que en la UE debemos defender la unión económica, pero no una unión política que quiere acabar con las naciones, con España, e implantar medidas como el multiculturalismo, el aborto masivo, las leyes de género, etc. Una unión que va directamente contra las raíces cristianas de la propia cultura europea y que, en relación con nosotros, nos está colonizando culturalmente con el inglés. En cuanto a la OTAN, creo que deberíamos volver a la neutralidad una vez desaparecido el peligro soviético. La neutralidad ha sido la gran política exterior española en el siglo XX. Realmente no tenemos más enemigo potencial que Marruecos, y para eso no precisamos la OTAN, que además ¡ni siquiera nos defiende de Marruecos! Da por hecho que antes o después Ceuta y Melilla le serán entregadas, por eso no las incluye en su área de protección, mientras que la segunda potencia de la OTAN, Inglaterra, invade nuestro territorio por Gibraltar y los gobiernos dicen que es una potencia “amiga y aliada”. Parece que hubiera contradicción entre ese europeísmo cosmopaleto y los separatismos, pero observe usted que los gobiernos que llevamos muchos años soportando han practicado las dos políticas al mismo tiempo: apoyo y financiación de los separatismos y entrega de nuestra soberanía.

Años de investigación, profundo en sus conocimientos y claro en la exposición de argumentos, han hecho para muchos que conocemos, si no toda, si parte de sus obra, que a Don Pío Moa le consideremos ÚNICO E IRREPETIBLE, les aconsejo la lectura de sus libros. En otros foros será difícil de encontrar, exceptuando esRadio en el programa “Sin Complejos”. En España viven muy bien los mentirosos, apoyados por majaderos que permiten que otros piensen por ellos.

Las investigaciones de Don Pío Moa, se deberían estudiar en colegios y universidades. Por ahora, lo dejamos sonriendo bajo su bigotazo a solas con sus libros, legajos y el pesimismo del optimista bien informado.

 

 

 

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