A través de los muchos siglos transcurridos desde que se inventó la escritura, se ha escrito tanto que, pese a todo lo destruido, se conserva en los escritos y en la memoria un sinfín de aforismos, máximas, dichos, etc.
Recuerdo no sé si lo leí o escuché la siguiente anécdota: en una reunión, alguien hizo una cita; otro, comentó: Los hombres inteligentes hacen las frases; los necios la repiten. A lo que contestó el primero: ¿De quién es esa frase?
Una persona medianamente culta, bien de palabra o escribiendo ha debido recitar en alguna ocasión, frases de otro. Si no hay apropiación indebida, se utiliza como recurso dialéctico o literario para fortalecer la propia opinión ante sí y los demás.
El tiempo las va depurando y se conservan en el acervo cultural aquello más relevante.
Recientemente he citado los Siete Sabios de Grecia y expuesto el decálogo de Solón, de todos ellos o, atribuidos a ellos hay aforismos cuya vigencia no decae por eso son clásicos, para recreo de algún lector curioso, si lo hay, los reproduzco:
· Solón de Atenas: Nada con exceso, todo con medida.
· Bías de Priene: La mayoría de los hombres son malos.
· Tales de Mileto: En la confianza está el peligro.
· Cleóbulo de Lindos: La moderación es lo mejor. Otro aforismo: Aceptar la injusticia no es una virtud, sino todo lo contrario.
· Quilón de Esparta: No desees lo imposible.
· Pítaco de Mitilene: Debes saber escoger la oportunidad.
· Periandro de Corinto: Sé previsor con todas las cosas.
Cualquiera de estas máximas pueden tener validez en la actualidad. Quede ahí como referencia de sabiduría. MR.
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