En fechas pasadas, en mi columna “Vanidad”, saqué a la palestra a Solón de Atenas, uno de los Siete Sabios de Grecia. Mira por donde en mis archivos me he encontrado el “Decálogo de Solón”, que da título a esta columna.
Me ha parecido, por su vigencia después de milenios, someterlo a la consideración de los lectores y que cada cual extraiga sus consecuencias; aplíquese, por ejemplo, el primer aserto a un acto político reciente:
“Ten por más fiel la probidad que el juramento.
Piensa en acciones ilustres.
No hagas amigos de presto, ni dejes los que ya hubieres hecho.
Manda cuando hubieres ya aprendido a obedecer.
No aconsejes lo más agradable, sino lo mejor.
Toma por guía la razón.
No te familiarices con los malos.
Venera a los dioses.
Honra a los padres”.
Añadirle algo más, es innecesario.
MR.
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