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Incomunicación


El mundo de las ideas es muy complejo. Las ideas: “Esas cosas que se le meten a uno en la cabeza”, al decir de Ortega, pululan por ella: unas veces ordenadas, dislocadas otras. Al escribir se descubre su  abundancia o carencia. Esto es: el estado mental en que se está. Cuando las ideas bullen con fuerza, las palabras fluyen con vigor; con más velocidad que la capacidad para escribirlas.

Por el contrario, si por una u otra razón las ideas se han ausentado, se hace difícil, por no decir imposible, hilar una frase coherente.

Tal cosa ocurre cuando por una u otra causa, la enfermedad por ejemplo, que te aisla de los acontecimientos diarios y se pierde el contacto con la realidad cotidiana. La falta de información y como consecuencia, la incomunicación, produce efectos devastadores en la mente de difícil y lenta recuperación.

Desconozco  los procesos mentales a seguir para neutralizar los efectos de la incomunicación; supongo que conseguirlo exige voluntad y disciplina para encontrar de nuevo el hilo conductor donde las ideas vuelvan a fluir con normalidad.

 

 

 

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