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Ridículo y execrable


Los medios de comunicación se han hecho eco, con cierta sonoridad,  del documento que el alcalde vallisoletano de Camporredondo le ha dirigido en respuesta a la exigencia del Senado para que, en base a la ley de Memoria Histórica, borre de su callejero la calle “Calvo Sotelo”.

Lo primero que hace, el Sr. Alcalde en su escrito, es  situar el lugar ya que “seguramente Vds. ni saben localizar en el mapa de España” indicándoles que cuenta “actualmente con 155 habitantes” y que sus  “5 concejales  no perciben retribuciones ni indemnizaciones por su cargo”.

Sigue lamentando el que “la Cámara Alta de su país no se interese por las necesidades, carencias, problemáticas de este municipio” asimismo les acusa de “tener el atrevimiento de enviarnos un requerimiento por estar incumpliendo la Ley 52/2007, de «Memoria Histórica» por la nomenclatura de un vial municipal denominado «CALVO SOTELO»” con la base de un trabajo que “tiene el mismo rigor histórico y legalidad que el que puede realizar cualquier vecino de este municipio”.

Asimismo les informa que “este Ayuntamiento no ha adoptado ni va a adoptar en el futuro acuerdo alguno al respecto”, porque “Al senador Carlos Mulet, con tanto trabajo diario que tiene y un salario «ínfimo» de 86.004,80 euros, se le ha olvidado especificar qué «Calvo Sotelo» incumple la Ley 52/2007” ya que existen “dos posibles personas que merecen el nombre de un vial en cualquier municipio no solo de España sino también de cualquier país que se considere democrático” y cita al Sr. Leopoldo Calvo Sotelo, Presidente que fue del Gobierno de España entre febrero de 1981 y diciembre de 1982 y el Sr. José Calvo Sotelo, Ministro de Hacienda en 1925 y “asesinado a tiros por Luis Cuenca, socialista, en la madrugada del 13 de julio de 1936, cinco días antes del golpe militar, cuando lo llevaban ilegalmente detenido en una camioneta desde su casa a la Dirección General de Seguridad” porque ninguno de los dos participó en el Alzamiento. El primero porque era un niño y el segundo porque estaba muerto.

Continúa el escrito con ciertas consideraciones de tipo histórico y reflexivo y concluye: “después de este breve resumen de la Historia de España y de la realidad actual que Vds. deberían de conocer, y si no es así les pido como ciudadano que dejen su escaño y el gasto inútil que supondría, les sugiero que su trabajo se destine a satisfacer las necesidades de los ciudadanos, resolver los muchos problemas del presente y cuya solución depende nuestro éxito en el futuro y, ante todo, que el Senado y el Congreso de los Diputados velen para que no se intente manipular con fines políticos la historia de este gran país que es ESPAÑA”. 

La despedida es antológica y merecida: “Sin otro particular, sin que Vds. merezcan saludo alguno”.

El documento comentado es una prueba del talento castellano, de raíces históricas profundas y seculares, que deja en ridículo una acción oficial de la Alta Cámara legislativa que la ignorancia, y el sectarismo, de algunos representantes de la soberanía nacional la convierten en execrable. Muy bien Sr. Alcalde ha estado Vd. A la altura que  corresponde. ¡Enhorabuena!

Aprovecho la oportunidad para felicitar el año nuevo a Camporredondo y a su Sr. Alcalde y también a los lectores de El Faro que el 2022, le sea propicio.

 

 

 

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