Publicidad

Aniversario glorioso


Días pasados celebramos en España un aniversario glorioso: El Día de la Constitución. Hace dos años escribía en estas páginas lo que sigue que, por su vigencia, reproduzco:

“El 6 de Diciembre de 1978, el pueblo español refrendó por amplia mayoría, y significativa participación, la Constitución emanada de las Cortes democráticas elegidas el 15 de Junio de 1977. El trámite no fue un camino de rosas. Con concesiones por parte de los partidos, unas veces con buena voluntad y otras a la diabla, se consiguió el consenso necesario para redactar un texto, que si bien no gustaba a todos, contenía lo suficiente de los deseos de los partidos representados en la Comisión, para ser ofrecida al refrendo de los españoles.

Han transcurrido 41 años [43 ya] desde aquel gozoso día a partir del cual se declaró festivo. Bien declarado. Los españoles de bien podemos sentirnos orgullosos de los logros obtenidos y celebrar con alegría la efeméride. Sin embargo, la toma de posesión de los parlamentarios en los dos últimos comicios, sobre todo el último, bastantes de los cuales convirtió en bufonada lo que debía ser adornado por la solemnidad, no presagia tranquilidad, sosiego y respeto.

El artículo 66-1 de la Constitución establece: “Las Cortes Generales representan al pueblo español”. Es decir: desde que son elegidos, los parlamentarios no se deben a sí mismos ni a sus partidos, no, sino a todos y cada uno de los españoles.

Cualquier veleidad, en cuanto parlamentario, lo descalifica como tal y afrenta al pueblo que pretende representar. Por eso cabe preguntarse ¿Puede haber tomado, legítimamente, posesión del cargo de la forma que vimos en el Parlamento? Es posible que lo sea legalmente, que lo dudo, pero evidentemente no es legítimo.

Por lo visto y oído en las Cámaras puede vaticinarse un período de sesiones convulso y es posible que corto. Esperemos que las aguas vuelvan a su cauce para tranquilidad de los españoles.  La cordura que ha de imperar en el parlamento, debe revertir tan bochornoso principio”.

Hoy, dos años después del escrito anterior, podemos afirmar que la actuación de los parlamentarios se corresponde con la seguida en su toma de posesión. También con su ideología totalitaria. Sirve de ejemplo la actitud chulesca de algunos de ellos ante preguntas de periodistas que les incomodan. Asimismo aprovechar la situación derivada de la pandemia para hurtar la labor controladora del gobierno y un largo etcétera, no dice cosas positivas de nuestra democracia. Tampoco que llevamos no sé cuantos años sin debatir el estado de la nación.

Lo más doloroso del caso es que aquellos que quebrantan la Constitución que les permite estar presentes en las instituciones son los que, sin empacho ni decoro, quieren dinamitarla para intentar sustituirla por otra acorde con su sentido totalitario de la existencia. Una Constitución que se apoya en los principios en los que se asienta la nuestra, que ampara la libertad de las personas hasta acoger a los que quieren destruirla, no debe, no puede ser sustituida ¡Españoles! ¡Defendámosla!  

Aunque esté vigente la ley de Murphy de que todo tiende a empeorar, seamos optimistas: ¡Viva la Constitución viva!

 

 

Comentarios
    No hay comentarios
Añadir comentario
- campo obligatorio (*)

Normas de uso
  • Esta es la opinión de los internautas, no de El Faro de Málaga
  • No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Reservado el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.