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Desbautizar


La segunda acepción del DRAE señala a “bautizar” como: “Poner un nombre o un apodo a una persona, animal o cosa”. El prefijo “des-”, neutraliza la acción de lo que le sigue. “Desbautizar” como intitulo este escrito consiste, por tanto, en borrar el nombre con que previamente se ha bautizado.

Así, según he podido leer, ha ocurrido con los títulos de los premios nacionales de investigación, en recuerdo de señeros investigadores españoles, cuyos nombres, y sus hallazgos, deberían estar en la memoria de los españoles como acicate y ejemplo para seguir su estela. Así con Ramón y Cajal, Gregorio Marañón, Juan de la Cierva y otros. Me ha sorprendido que, entre esos otros, figure Julio Rey Pastor que daba título a los premios de Matemáticas y Tecnología de la Información.

Ignoro los motivos, espurios motivos, seguro, que ha llevado al Ministerio del ramo a tal acción, pero sustituir el relevante nombre de un premio, representativo de lo que el premio contiene, por el genérico de la especialidad, me parece, según mi criterio, empobrecerlo al par que se le niega el lustre que da la figura que lo representa.    

No es el momento de exponer la aportación de Rey Pastor a los estudios de la Matemática en España. Sin embargo conviene hacer notar, que no hay nadie en España e Hispanoamérica  que haya estudiado matemáticas de un cierto nivel  que no  haya bebido en su obra. Su “análisis algebraico” y su “teoría de funciones”, por ejemplo, la han estudiado, no solo los estudiantes de Ciencias Exactas, sino de todas las ingenierías.

Su maestría ha dejado discípulos solventes convertidos, a su vez, en maestros  para que, las siguientes generaciones puedan acceder, con eficacia, a conceptos matemáticos sin los cuales es imposible estudiar ninguna rama de las Ciencias.

Rafael Miranda, mi gran maestro en Matemáticas, estudioso de Rey Pastor, de cuyas páginas se empapó y nos trasmitió lo extraído con singular maestría. Con sus sabias explicaciones  nos hizo gozar la belleza y excelencia de esta disciplina y de su historia que muestra las vicisitudes de tan singular camino. A ambos les rindo mi homenaje.

Gracias a lo aprendido con ellos he podido profesar las matemáticas, más de sesenta años.

Desde estas páginas manifiesto el más execrable repudio para aquél o aquellos que han tramado y perpetrado tan despreciable felonía.

Gloria por siempre a los científicos españoles, artífices de rumbos firmes dignos de imitación y seguimiento.   

 

 

 

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