Solamente una pincelada para saber algo de las diferencias entre ovejas churras y merinas; las primeras son famosas por su carne y leche, al tiempo que las segundas lo son por su lana. Para más detalles, acudir a Wikipedia.
Por estos lares estamos confundiendo el sano apetito con el hambre; y así nos va por ahora.
El vicepresidente 2º del gobierno de España, Pablo Iglesias, está confundiendo su cargo como representante legítimo del poder ejecutivo, con el de agitador del mismo y, aunque ambos “oficios” puedan parecerle compatibles, no lo son.
Hace unos días trazó una semejanza entre los exiliados republicanos a consecuencia de la incivil guerra española, caso por ejemplo de Antonio Machado, y el “señor” Puigdemont. Machado fue un exiliado y el expresidente de la Generalitat es un prófugo huido de la justicia. Y punto y pelota.
Ahora ha aliado su osadía con la Rusia de Putin en ese juego de conceptos que existe entre “presos políticos y políticos presos”, y en esa confusión, junto al hecho de estar en campaña electoral, ha venido a dudar de la imparcialidad del gobierno, gobierno del que él forma parte.
Los políticos presos que todavía duermen en la cárcel, aunque ya gozan de privilegios de libertades, fueron juzgados por delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos por el Tribunal Supremo de Justicia; del primero de los cargos salieron inocentes.
En el turno de “última palabra” que se concede al sujeto juzgado quiero creer que todos, menos uno o dos, afirmaron que volverían a hacer lo mismo en el futuro.
Creo que serán amnistiados o indultados, tal vez ocurra lo primero pues ellos, estimo, no van a pedir el indulto.
Recordar por último que fue el Senado, por mayoría absoluta, el que aprobó aplicar el artículo 155 de la Constitución. El PP gozaba de dicha mayoría y, a pesar de ello, PSOE y Ciudadanos arrimaron sus votos para la aplicación del citado artículo.
Ya está bien de rollos macabeos.
Normas de uso