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El Copo. El peaje del Sultán de Marruecos


De siempre, que un servidor intuya, el Estado de España ha abonado un cierto peaje al Sultán de Marruecos para evitar una “aglomeración” de ciudadanos magrebíes y más gentío africano en las costas hispanas, algo así como una aglomeración de turbantes que pudieran dar lugar a una nueva Reconquista, perdonen la expresión.

         Hoy en día asistimos a unas grandes construcciones marroquíes en las proximidades de Melilla y Ceuta que puedan llevar, cree un servidor, a una especie de cogobierno entre ambas naciones.

         Antes de ello, un aluvión de cayucos invadió a las Canarias. El impasible Marlaska, nuestro “hombre fuerte” en mandangas de Interior, ministro y todo, intentó, enviado por las veinticuatro personas que conforman nuestro Gobierno, a poner orden con las autoridades de Marruecos pero, valga la expresión, ni puñetero caso por parte de los que visten turbante ya que, lo que son las cosas, nuestro-vuestro Iglesia había pedido un referéndum para ver en que terminaba aquello del Frente Polisario y la independencia de buena parte de lo conocido por el Sahara “español”.

         Ahora, hoy para ser más exacto, Sánchez, el hombre que te gobierna, ha anunciado su visita al Sultán magrebí acompañado de su amiguete Pablo para poner las cosas claras, o sea: en su ajustado lugar, previo pago.

         Pero el Sultán, listo como un lince en época de celo, ha solicitado a al “presi” que nos gobierna que don Pablo está muy requetebién en España “luchando” a la gallinita ciega por la III República Española, vamos: que no desea su presencia en el zoco magrebí.

         Y ahí tienen a don Pedro “el nuestro” en soledad perpetua tomando el té en los alfombrados salones, mientras Echenique prepara una nueva batería de insulsas razones,

         O sea.

 

 

 

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