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El Copo. La batalla de Madrid


Acudimos abochornados a una cruenta guerra política, con muertos por medio, por la conquista de Madrid, capital de esta España herida de gravedad.

Atónitos, los madrileños y madrileñas se han convertido en puras cobayas que sirven de estudio a grupos de desaprensivos políticos de toda calaña -izquierdas y derechas- por hacerse con el timón de su destino.

Hoy en día, y que me perdone la ciudadanía, los vecinos de la gran urbe española se han convertido, por mor de la actual política, en un grupo de “apestados” vecinos con capacidad de transmitir muerte al resto de españoles el virus de la muerte.

El gobierno de Pedro Sánchez ha decretado en Madrid y su comunidad una especie de artículo 155 sanitario que impide la salida de “chulapos” y “chulapas” de su territorio por mor al posible contagio del covid-19 a los que vivimos en otros lugares de España, como si estos, nosotros, no estuviésemos contagiados todos y todas por esta “nueva normalidad” que no entiende de fronteras arbitrarias.

Al tiempo que en Barcelona los “amigos” de Felipe VI han recibido “cariñosamente” a este, mediante la simbólica quema de fotografías del Borbón, en Madrid, el ministerio de Interior ha “chorreado” de policías y guardias civiles a la comunidad madrileña para que ninguno de sus vecinos pueda “fugarse” del perímetro angustioso en que se ha convertido la ciudad más libre del mundo.

No me cabe la menor duda que toda aquella parafernalia de banderas españolas y madrileñas que adornó el encuentro-desencuentro entre Ayuso y Pedro Sánchez fue el inicio del desentierro del hacha de guerra.

Convoquen elecciones y que todo se juegue a cara o cruz. Hace falta valor para ello, lo sé, pero más valor es necesario para aguantar el desaguisado de inútiles que están viviendo los madrileños.

 

 

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