Mi padre manejaba perfectamente el dial de la Walter Kent hasta encontrar una emisora en la que se pudiese respirar una miaja de libertad; cuando daba con ella “ordenaba” silencio y se mantenía a la escucha del hallazgo encontrado.
Todavía recuerdo el inicio de la emisora melillense, decía así: “EAJ21 Radio Melilla, primera emisora española instalada en el norte de África y primera alzada al glorioso Movimiento Nacional”, tras la entradilla nos entretenían con el himno nacional y las novelas, lo que hoy vienen a ser las famosas “series” televisivas.
Con el tiempo poco a poco comenzaron a escucharse otras emisoras que a la hora de las Noticias se incorporaban a Radio Nacional para escuchar, quieras o no quieras, el llamado “parte”.
El “parte” era el cedazo informativo que todas las emisoras radiaban previa censura franquista y él, el “parte”, llegó a formar frontera esencial de nuestro tiempo de libertades lastradas, hasta que el régimen poquito a poco creyó en su fortaleza y fue admitiendo veleidades informativas.
Sin llegar a la altura de aquellos tiempos podríamos casi asegurar que hoy vivimos algo de lo anteriormente narrado, me refiero de forma concreta a todo lo relacionado con el Covid19 del que conocemos los estragos que interesan a los gobernantes, la nueva realidad que se aventura y ese brotar y rebrotar de contagiados y asintomáticos.
Existe un cedazo informativo que traquetean perfectamente Sánchez, Illa, Simón, etc. y que nos llega en forma y manera de sudoku difícilmente entendible para la gran mayoría.
Y así estamos: acojonados, con perdón de la expresión.
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