Se acerca el llamado “Día de Andalucía” y por ello habrá que ir preparando el terreno para celebrar dicha conmemoración; a tal fin las mozas desempolvarán sus vestidos de flamencas, los alcaldes prepararán discursos más o menos acordes con el festejo, los miembros de la Junta -con su Presidente Juan Moreno Bonilla, al frente- repartirán medallas y filiaciones ilustres a diversos ciudadanos, los chinos harán su agosto particular con la venta de banderas blancas y verdes, la peñas y asociaciones realizarán actos por sevillanas o malagueñas, algunos abrirán sus bocas para hacernos ver que saben el himno de Andalucía y el día antes se adecentarán los monumentos a Blas Infante esparcidos por el territorio, al tiempo que en las solapas se lucirá el escudo de la tierra.
Al otro día, en este caso el próximo 29, todo se habrá olvidado y volveremos de nuevo a la rutina de olvidarnos, como siempre, de lo que debemos ser: “hombres que luz a los hombres, almas de hombres les dimos” o “Andaluces, levantaos, pedid tierra y libertad”.
Claro que todo este “gran” proyecto puede quedar en nada, ya que un “`puente de estas características”, o sea, que abarca desde el 27 de febrero hasta el 2 de marzo puede dar al traste con muchísimas de esta “grandes ilusiones”.
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