Por aquello de ordenar colgar el lazo amarillo en el balcón de la fachada principal de la Generalitat, el señor Torra será posiblemente sancionado con la inhabilitación de ejercer su cargo de Presidente de la citada entidad.
Ello se desprende tras su declaración premeditada de ayer en la que ha admitido haberse saltado la legalidad que él, dice, no reconoce; y ello tras reconocer que el día anterior se había atragantado de “butifarra y judías”, explicando el malafollá que ya vería cómo explotaría el cóctel de gases.
Busca y conseguirá, el muy guarrete, la inhabilitación como solución a sus problemas.
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