Se inicia la campaña con una cierta disposición a escuchar mentiras que nos sirvan de consuelo ante la gran hipocresía que conforma esta sociedad que entre todos estructuramos.
Ninguna idea novedosa, por ello revolucionaria, va a posar su vuelo entre nosotros durante estos diez días.
En los países, caso de España, que han padecido una cruenta guerra civil, con sus secuelas de dictadura y asesinatos, persisten el rojo y azul por encima de promesas más o menos creíbles.
Diez días que se podían haber ahorrado.
Nadie predicará una idea nueva.
Las cuentas pendientes siguen vivas o incubadas desde hace tiempo.
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