Qué bien lo pasaba con mi colt del 45, de madera o latón, disparando a los soldados azules del general Custer que cabalgaban por mi imaginación.
No me crucifiquen por lo anterior, ¡tenía tantas ganas!
Hoy hay que decir “no” a los juguetes bélicos, pero se compran a los pequeñuelos maquinitas y/o móviles que matan a 10.000 soldados en un minuto o a la inocencia en un tictac.
Es la ancianidad -sin duda- lo que me abruma, lo sé, pero como aquellas escobas convertidas en alazanes no existe ningún “juguete” hoy día.
Dejad que los chavales sigan siendo niños inocentes.
Normas de uso