Hace unos días apareció una encuesta del Centre d`Estudis d`Opinio de la Generalitat señalando que los ciudadanos catalanes contrarios a la independencia superan a los nacionalistas.
Estos siempre han intentado presentar una Cataluña homogénea favorable a sus aspiraciones pero el conjunto de la sociedad catalana es la suma de muchos ciudadanos con orígenes diferentes
Los independentistas uno de los elementos que manejan es la diferencia con el resto de España, para ellos el resto de los españoles son de otra raza, se sienten diferentes; el presidente Torra ha definido a los españoles como “bestias carroñeras, víboras, hienas con una tara en el ADN”, estas barbaridades no merecen comentario.
Igual ha ocurrido con los vascos, Sabino Arana que fue su ideólogo tiene numerosas citas contra el resto de los españoles sobre las que no me extiendo, sin embargo la realidad en ambas comunidades es semejante.
Nuestro país, que es viejo y ha funcionado como nación hace ya unos cuantos siglos, antes incluso que otras naciones europeas, ha permitido que en todas las actuales comunidades haya españoles de diferentes orígenes, se ha producido una fusión.
Me voy a fijar en los aspectos que ponen de manifiesto la mezcla que se ha formado a lo largo de siglos de convivencia, los diez apellidos más comunes en Cataluña según el Instituto de Estadística de esa región son los siguientes: Garcia, Martinez, López, Sánchez, Rodriguez, Pérez, Gonzalez, Gómez y Ruiz.
Como podemos observar no aparecen apellidos catalanes, ni en estos diez ni en los veinticinco primeros apellidos, la creencia de la lengua propia y el hecho diferencial que señalan los nacionalistas se debería corresponder con apellidos catalanes, pero no ocurre como podemos comprobar.
Sucede en el país vasco algo semejante a Cataluña ya que los dieciséis primeros apellidos más frecuentes de esta Comunidad son según el INE los siguientes: Garcia, Gonzalez, Fernández, Rodriguez, Pérez, López, Martinez, Sánchez, Martin, Gómez, Ruiz, Alonso, Hernández, Álvarez, Jiménez Gutiérrez, Bilbao, Diaz, Diez y Aguirre, todos muy españoles.
El concepto de raza utilizado por Sabino Arana no se sostiene por ningún sitio, las investigaciones realizadas por la universidad Pompeu-Fabra han señalado que los vascos comparten más similitudes genéticas con los valencianos o los murcianos más que con los vascos franceses.
El racismo ha dado lugar a guerras y catástrofes con muchos millones de muertos en el siglo pasado y aún sigue presente, basta ver el crecimiento en Europa de los partidos xenófobos.
Pero en lo que se refiere a nuestro país Ortega y Gasset ya señalaba en su libro “La España invertebrada”, escrito en los años de la II republica lo siguiente: “Para la mayor parte de la gente, el “nacionalismo” vasco y catalán es un movimiento artificioso que, extraído de la nada, sin causas ni motivos profundos, empieza de pronto unos cuantos años hace. Según esta manera de pensar; Cataluña y Vasconia no eran antes de ese movimiento unidades sociales distintas de Castilla o Andalucía”.
El crecimiento del nacionalismo se debe a los decenios en los que se ha explicado en las escuelas y en los medios de difusión una historia falseada y se ha creado el sentimiento de ser una sociedad diferente.
El ejemplo de los apellidos pone en evidencia que no se trata de sociedades homogéneas, precisamente en Cataluña la promoción que hicieron con “Tabarnia” Boadella y su grupo puso de los nervios a los nacionalistas.
Canadá, tuvo problemas con los intentos independentistas de la provincia francófona de Quebec; una de las causas de su neutralización fue aquella parte de la sentencia de su Tribunal superior señalando que si se hacía independiente esta provincia, aquellos territorios de la misma que no estaban conformes podían seguir perteneciendo a Canadá.
Actualmente en nuestro país se siguen políticas de apaciguamiento que nunca han funcionado, ya lo dijo el dirigente socialista fallecido, el Sr. Alfredo Pérez de Rubalcaba al hablar de los nacionalistas en el programa Espejo Público en el año 2014 con Susana Griso:
“Vamos a sentarnos con ellos y acabaran siendo buenos, pero cabe la posibilidad de sentarse con ellos y acabar siendo malos, y que no te hagan caso”. Sus palabras no pueden ser más acertadas
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