La zurda parcial, pues también usaba la derecha con habilidad, consiguió chapuzar a todas las demás. Fue combate casi de boxeo feroz: las candidatas a ganar se daban aguijonazos, tanto en sentido de punzada de aguijón como de estímulo vivo, como de burla hiriente. Fue una victoria flagrante. Quedaron todas bordoneando como insectos afectados por un insecticida no letal, aunque sí muy atontolinante.
Ahora la zurda pasea victoriosa, un tanto afectada de tonteo, presunción, orgullo y "ahí os quedáis, chamuscadas todas". Lo malo es que alguna de las otras ha de sostenerle el podio para que pueda alcanzar el cetro.
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