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El Copo. Allá en el Rancho Grande


Éramos pocos y parió la burra”, en este caso la “burra” es el presidente de México señor López Obrador que ha solicitado que SM el Rey Felipe VI pida perdón por la conquista de su país a mano de los españoles hace 500 años.

         El mandatario mexicano, que ha desatado una tormenta diplomática, defiende que hubo “violaciones a lo que hoy son los derechos humanos, matanzas, imposiciones. La llamada conquista se hizo con la espada y con la cruz”.

         Y puede ser que algo de razón lleve el “rancherito mayor”, pero hombre de Dios y del tequila ha pasado tanto tiempo desde aquella hazaña no sujeta, por cierto, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que no existía en tiempos de Hernán Cortés, que se ha pasado de rosca más que Torra y los cuarenta senadores franchutes.

         El extremeño Cortés tuvo la habilidad de incorporar a su “numeroso ejército” a indígenas descontentos con el imperio de aztecas y mayas, y entre todos zurraron de lo lindo a los que ciertamente no eran unos angelitos

         Conste que nadie por aquellos lares eran unos santos como nosotros, en nuestro mundo de hoy podemos concebir; pero el suyo, me refiero a su universo, no era un idílico paraíso donde conquistadores y conquistados descansaban plácidamente.

         Queramos o no, numerosos españoles, excluyo al círculo central de los “morados” de “Podemos”, sabemos que con sus limitaciones y negras leyendas los reinos de Castilla y León iniciaron, y más tarde España, culminaron unos de los grandes hitos de la Historia mundial.

 

 

 

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