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La buena noticia. Mujeres


He tenido la suerte de criarme entre mujeres. En primer lugar, mi madre y mi hermana; después al fallecer mi padre prematuramente y casarse mi hermana, viví varios años solo con mi madre. Después me casé; mi esposa, mis hijos –cuatro de ellos mujeres-, mis nueras. Finalmente, ocho nietas… por el momento. Mujeres… muchas mujeres.

Cada una de ellas ha sido un claro exponente de la cultura de la época. Mujeres que han sabido reaccionar al paso de los años. Nunca las hemos discriminado, ni se han sentido discriminadas por su género. Mi madre, maestra de la república, dejó el magisterio al casarse y se dedicó a lo que se llamaba “sus labores” que era criar a los hijos, cuidar de la casa, coser, lavar, planchar, cocinar, preocuparse de los colegios, etc. Mientras, mi padre luchaba contra las circunstancias económicas y conseguía, a base de mover muchas maletas, mantener una clase media con dignidad.

Después, Pepa Cleries, mi madre, al quedarse viuda joven, recupero su plaza en el Magisterio y allí estuvo hasta su jubilación. Quería sentirse útil y no depender económicamente de nadie. Mi esposa ha estudiado al tiempo que criaba a sus ocho hijos, ha sido profesora voluntaria de diversas actividades con mayores, ha cuidado de sus padres y sigue al pie del cañón para lo que haga falta.

Mis cuatro hijas son universitarias, Dos maestras, una licenciada en turismo y otra matrona. Todas tienen familia, hijos y trabajo. En fin, lo que se estima como personas normales. Ah, y me olvidaba de mi suegra; 92 años, vive sola, sigue conduciendo su viejo Ford Fiesta y no se pierde un acontecimiento tenístico, enamorada hasta el tuétano de Nadal.

Pienso que está muy bien que reivindiquemos el valor de las mujeres y sus justas peticiones, pero que la paridad, además de las pancartas, estriba en la aplicación en nuestras vidas de lo que se dice en las mismas. “Menos samba e mais trabalhar”. Menos discursos y más eficacia por parte de los que discriminan. Los 365 días del año.

<a ></a> Mi buena noticia de hoy la dedico a ese grupo de mujeres que sin perder su condición de tales, nos están dando cada día “sopas con honda” desde las artes, la ciencia, la enseñanza, la empresa y todos cuantos trabajos acometen. Creo que la sociedad occidental lo ha entendido suficientemente. La mayoría estamos de acuerdo en aceptar la igualdad. El problema está en otras culturas y en algunos explotadores de la nuestra. Así que… viva las mujeres… y los hombres: mis cuatro hijos y diez nietos varones; así como mis yernos. Que nos tienen asustados y acomplejados.

Termino con un pensamiento de Madame Curie (1867-1934): “Nunca he creído que por ser mujer deba tener tratos especiales, de creerlo estaría reconociendo que soy inferior a los hombres y <u>no soy inferior a ninguno de ellos”.</u>

 

 

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