Parece ser -según expertos- que vamos a padecer un otoño muy caliente en lo que respecta a la vida política, y puede ser que lleven razón por lo que se nos avecina en todo lo concerniente al famoso Valle de los Caídos y en el nuevo revisionismo que se va a realizar sobre la Guerra Civil, su pasado y futuro.
Lo que más temo es la creación de la “Comisión de la Verdad” que Sánchez pretende activar para saber, con toda seguridad, todo lo malo y poco bueno que ocurrió durante ese negro tiempo de nuestra historia. No sé quiénes serán los estudiosos, políticos o no, que dictaminarán lo que realmente sucedió durante esa contemporaneidad histórica y el grado de ecuanimidad que poseerán ante los acontecimientos acaecidos; pero por mi parte reclamo formar parte de la misma, y como sé que no seré fichado iré, de vez en cuando, dando mi opinión sobre determinados temas.
Lo primero que afirmo es que existen tantas verdades como familiares existían alrededor de sus mesas de camillas intercambiando sus pequeñas e íntimas historias de tiempos de bisabuelos, abuelos, padres, etc.
Ya el nombre de “Comisión de la Verdad” ahoga cualquier posibilidad de un auténtico estudio de nuestro pasado más próximo, y más si el resultado último se realiza por votación y la “verdad” a la que se llegue sea la que alcance una mayoría absoluta, porque vamos no quiero pensar que la VERDAD se someta a votación de unos y otros.
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