Según el diccionario una de las acepciones de divagar es vagabundear sobre diversos temas o asuntos que pueden ser diversos, hoy me he permitido hacerlo sobre el problema catalán
Como sabemos la situación planteada por el independentismo catalán es uno de los problemas más importantes que tenemos actualmente, aunque tratan de entretenernos con los huesos de Franco y el lenguaje inclusivo entre otros, el problema está ahí presente y por más que se negocie los independentistas no se van a “bajar del burro”, la crida es el nuevo obstáculo.
Cuando se habla del estado plurinacional a mí se me abren las carnes, me acuerdo de lo que la historia nos refiere de lo que fue la I República y su cantonalismo, este modelo tampoco satisface a los nacionalistas.
Cuando hay que tomar decisiones importantes en todos los campos, los científicos, los lideres, políticos, los directores de grandes empresas,.. suelen consultar situaciones semejantes que han sucedido en otros lugares.
No sé si nuestros políticos se han molestado en conocer a fondo una situación parecida a la de Cataluña, me refiero a la provincia de Quebec que como sabemos forma parte de Canadá, esta provincia celebró dos referéndums pues la Constitución de Canadá lo permite, los perdieron los independentistas, el último por un escaso margen.
Para evitar que se siguieran produciendo referéndums, el gobierno federal emprendió un camino para blindar la unidad nacional de este país, pidió al Tribunal Supremo que en Canadá es equivalente a nuestro Tribunal Constitucional un dictamen y este en un fallo en el año 1998 estableció lo que se llamo “Ley de Claridad”
Estableció varios principios que son fundamentales en todo referéndum, el primero es que la pregunta tenía que ser muy clara y precisa, nada de ambigüedades como había ocurrido en los anteriores convocados.
Para aceptar los resultados era necesario que hubiera una mayoría reforzada, no cualquier mayoría, esto implica que tendría que votar a favor la mayor parte del censo de votantes
Por otro lado no se podían convocar referéndum si había partes del territorio que querían seguir perteneciendo a Canadá. Así caso de producirse una secesión, si hay territorios que no quisieran separarse de Canadá, Quebec debería aceptar desprenderse de ellos.
Desde la existencia de la “Ley de claridad” no han vuelto a producirse nuevos intentos de referéndums, los independentistas canadienses se han quedado sin argumentos.
Las decisiones adoptadas al desafío catalán ha sido en primer lugar la aplicación blanda del artículo 155 de la Constitución y ahora el Sr. Sánchez nos vende que se puede llegar a un acuerdo con los independentistas.
Siguiendo la frase de divide y vencerás se podrían hacer varias cosas: en primer lugar dado que el secesionismo ha fracturado la sociedad catalana, hubiera sido bueno apoyar de forma clara a esa parte de la sociedad contraria a la independencia.
La vicepresidenta se estuvo desplazando a Cataluña durante algo más de dos años, iba todas las semanas, el gobierno debía saber que el referéndum se iba a celebrar por las buenas o por las malas, ¿Contactó la vicepresidenta con aquellos sectores sociales de la Comunidad Catalana contrarios a la independencia? ¿Se apoyo a estos movimientos?
En segundo lugar cambiar la Ley Electoral, estableciendo distrito único en las Comunidades, así todos los diputados elegidos tendrían detrás el mismo número de votantes, es probable que con este criterio los independentistas no tendrían mayoría.
¿Han pensado nuestros políticos pedir a nuestro Tribunal Constitucional un dictamen semejante a la Ley de Claridad de Canadá?.
Promover Tabarnia, hasta ahora ha sido divertido, Albert Boadella les satirizó y además puso en su momento nerviosos a las independentistas, Tabarnia es la suma de Tarragona y Barcelona y sus áreas de influencia, suponen el 80% del PIB catalán según la pagina de este movimiento, “Barcelona is not Cat”
Imaginemos la aplicación que tendría la norma de la Ley de Claridad de Canadá si existiera en España y Tabarnia se constituyera de forma efectiva; si la secesión se intentara hacer, la Comunidad catalana debería desprenderse de los territorios de Tabarnia, lo cual dejaría la futura república independiente desarbolada.
La constitución española permite la segregación de una o más provincias de su Comunidad, caso de Cantabria respecto a Castilla y León, Tabarnia podría hacerlo y separarse de Cataluña.
Hasta la fecha Tabarnia no se ha constituido en partido político y no se presenta en las próximas elecciones que sepamos, los partidos tradicionales probablemente teman que esta formación, caso de constituirse, los quite votos. Tabarnia puede ser sin duda la vacuna contra el independentismo pues la salida de esta de Cataluña les dejaría sin argumentos.
Bueno ya hemos divagado bastante pero ahí queda.
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