Está acreditado que Iván Redondo, consultor político, ha sido el artífice principal del milagro conseguido por Pedro Sánchez en su ascenso a la presidencia del Gobierno de España. Desde hace un año es su sombra y ha seguido todos sus consejos al pie de la letra. Mal acogido por algunos militantes del PSOE porque Iván fue el que aupó a Monago (PP) a la presidencia de la Comunidad de Extremadura, bastión socialista, y también ha sabido colocar a Sánchez en el Palacete de la Moncloa mediante una serie de estrategias muy bien elaboradas que han finalizado con el estelar Consejo de Ministras y Ministros filtrado a cuenta gotas a la prensa y que se ha rubricado con la promesa a la Constitución delante de SM Felipe VI, gabinete que no tiene más misión que aguantar un tiempo prudente, el suficiente para convocar elecciones que aúpen al PSOE del estancamiento electoral en el que está situado; como resultado de todo ello, Iván Redondo se ha convertido en Jefe del Gabinete del Presidente del Gobierno.
Ahora toca esperar con prudencia, no equivocarse en demasía, seguir los consejos de Iván en boca de Sánchez y “asaltar el cielo” de verdad con la ayuda del astronauta fichado que de eso sabe un rato largo.
Algo descolocada ha quedado la leal oposición, esa oposición clara que va desde el duro Partido Popular hasta el asombro de “Podemos” -difícil papel el suyo- pasando por el descolocado partido de Albert Rivera que está pasando un duro trago hasta conseguir el protagonismo perdido.
Y poco más: confiemos en que el artista, ministro de Cultura, sepa aguantar las chirigotas que le vendrán encima por sus twiter contra los deportistas, cara tiene para eso, y que algún que otro nombramiento no se incline por “un borrón y cuenta nueva”.
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